LA BURRITA ERA SU PRIMERA VEZ
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como les he relatado anteriormente, el sexo animal que por mucho tiempo sostuve con mi yegûa amante la Alazana, me dejó muy buena experiencia y como continue relatándoles pense no volver a tener ese sexo animal que enloquece y excita sobremanera a quien lo práctica. Hasta que volví a hacerlo ahora con mi burra a quien llamé la <Gûera>, con ella aprendí más a conocer la naturaleza sexológica de esta especie, pues llegué al grado de saber cual era el momento oportuno en que ella también estaba dispuesta a dejar que le metiera mi verga, ésto lo notaba porque cuando me acercaba a ella, paraba las orejas, olfateaba el aire, se daba vuelta hasta quedar de culo hacia mi y su rajita empezaba a abrir y cerrar muy rápido invitandome a la siguiente sesión de amor animal, y yo siempre dispuesto a complacerla, a regalarle mis jugos seminales y hacerla sentir toda una burra experta en el arte amatorio, y ahí se fundia la naturaleza humana con la animal, todo era digno de contarse como una leyenda mitológica, pero todo era realidad, tan real que se volvió una costumbre hacerle el amor a mi linda <Gûera>.
Desde entonces fue un desfile frenético de tantas burras a las que le hice el amor animal, que sólo puedo recordar a algunas a quienes puse un nombre,
< la Norteña>, <la Manita>, <la Enculada>, <la Rosa>, <la Casi casi>,
<la Cocacola>, <la Paloma> y otras tantas, pero ninguna como mi <Gûera>.
Como tambén les he contado, que por mi profesión siempre tenía que viajar a prestar mis servicios a otros pueblos de otros estados o a otras regiones del mismo estado y en esta ocación me toco ir a trabajar a una región conocida como la Chinantla, lugar enclavado en el estado de Oaxaca, México. A donde se llegaba a ese lugar por avioneta y los lugareños viajaban hacia las ciudades ya sea caminando o en los animales de carga: caballos, yegûas, mulas, machos, burros, burras, así que como se darán cuenta había una gran variedad de animales hembras con quienes se podía pasar un buen rato enculandolas.
Pero lo que a continuación les voy a relatar es un echo que quedó grabado en mi mente zoofílica que para mi mismo regocijo, cada vez que vienen a mi memoria esos recuerdos me hacen querer tener cerca a esa burrita primeriza, como sucede en estos instantes que son la 1:53 a.m. y toda mi familia esta descansando y que a mis 52 años, ya no he tenido sexo animal o bestialismo, almenos con una rica burrita.
Entoces a mi llegada a ese poblado pude darme cuenta, que por sexo no iba a padecer, tanto por el lado humano como del animal, pues todos los pobladores tenian almenos una animal hembra en sus corrales y que muchos de ellos andaban sueltos por el campo y alrededores.
Ese poblado contaba con un gran río llamado <Río Tonto> que al ir desplanzandose cuesta abajo, llegaba a otro caudal y juntos formaban el famoso <Rio Papaloapan>, pues bien cuando quería por las tardes refrescarme y tomar un buen baño me dirigía a ese río Tonto, por demás esta decirles que esos lugares
tienen una abundante vegetación y que cualquiera puede esconderse y pasar desapercibido.
Por esos campos los lugareños dejaban pastar a sus animales, por lo que cuando yo iba al río me fijaba en ellos y los conocía ya perfectamente. Por esos días me llamó la atención una burra con su cría, una burrita muy linda, que cuando pasaba cerca de ellas, la burrita me quedaba viendo, y sentía que me decía a ti te estaba esperando mi rey, yo se que te gustan las burras y te voy a dar mi vulvita para que la disfrutes, eso me ponía a cien o a mil.
Pude notar que la burrita ya no le mamaba la leche a su progenitora y sólo se acompañaban por el echo de ser parientes. Al paso de los días también me di cuenta que la burrita principiaba a entrar en celo, por los movimientos que observaba en su vaginita, calientita y rosadita, ésta se abría y cerraba y empezaba a tener el aroma natural para atraer a sus machos y ahí estaba precisamente yo para meterle la verga y hacerla sentir como toda una burra, que posteriormente se volvería en una magnifica amante dispuesta a todo (por eso amo a los animales). Ella se fue acontumbrando a mi precencia pues se quedaba quietecita cuando me le acercaba y la empezaba acariciar.
Así que una noche a temprana hora me arme de valor y decisión, tomándo una linterna de pilas dirigí mis pasos hacia campo abierto, buscando a la que sería mi amorcito por un buen tiempo, ella se encontraba como a un kilómetro de distancia del pueblo y me fue fácil dar con ella pues su dueño la había atado para que no se alejara del lugar.
Al llegar ella pronto notó mi precencia y se alegró de verme, por lo que fui directamente al grano, dirigí mi mano a su parte trasera para acariciarle su conchita, pero como era algo nuevo para ella, se extraño y se hizo a un lado, volví a intentar tocarle su calientita vulva, así fue una y otra vez hasta que ella fue comprendiendo mi intención, una vez que logré acariciarle la vulva sin dificultad, le empece a meter un dedo, que rico, estaba muy apretadita, y pronto reaccionó al tacto, luego fueron dos dedos, luego tres, y su conchita se abria y cerraba, comenzaba lúbricarse, se sentía húmeda la parte de su vagina, ella comprendió, que su fin de señorita había llegado. Esa vagina estaba muy apretadita y eso me excitaba demasiado, así que continue preparándola lenta y delicadamente, al fin y acabo era la primera burra que iba a desvirgar, por lo que no tenía prisa. Me quite los pantalones, la playera y el boxer quedando completamente desnudo y a la luz de la luna sólo nuestras siluetas se veian.
Para ese entonces la burrita también estaba a cien, lo podía notar porque ella sóla se echaba para atras, como diciendome que esperas grandisimo cabrón, ya dejamela ir, la quiero sentir dentro. Y dispuesto a complacerla, le empece a dirigir mi miembro a su linda conchita, ella se quedó quietecita cuando le empezó a entrar la cabeza roja e hinchada, y para mi sorpresa la burrita de pronto se dio un reculón que solita ella se encajó toda la estaca, se oyo un ruido como un chasquido y ese fue el momento que dejó de ser virgen. Por un momento sentí una punzada en la verga, pero un sopor calientito me empezó a invadir, y ella al abrir y cerrar su vulva, me hacia sentir un placer indescriptible, incontable, muy superior a todo lo que había sentido hasta entonces, el dolor en la verga se torno placer, cosquilleo, la vulva apretaba y yo empujaba y sacaba, ella entonces volvio su cuello y vi en sus ojos una expresión de agradecimiento y con una mirada muy dulce me dijo sigue mi burro, tu serás de ahora en adelante mi burro preferido.
Fueron varios minutos que la tuve ensartada,20 ó 25 minutos pero parecían horas y al mismo tiempo segundos, yo la seguía bombeando, de pronto agarraba mi verga y se la restregaba en forma de círculos otras veces se la pasaba de arriba hacia abajo y nuevamente de abajo hacia arriba, para volver a pasarsela en círculos. Paraba por un momento y se la sacaba y de golpe se la volvia a meter, era un juego sexual increible, para de pronto metersela y sacarsela con tanta rápidez que parecía que explotaba en mil partículas y cuando sentía que estaba por venirme, en sacar mi leche, paraba, tomaba aliento y volvia nuevamente a la mecánica del juego sexual, sacar y meter, sacar y meter y ella a soltar sus fluidos
o quizás sus orines, no me importaba, lo único que quería era prolongar la explosión del big bang erótico, el climax sexual, y ahi estaba mi adorada amante con ese bestialismo prohibido pero encantador, entregándome su virginidad animal, su vulva no paraba de abrirse y cerrarse, se empuja hacia atras como diciendome, metela más al fondo, y yo le decía sólo falta que te entren los huevos, y entonces metia y sacaba con más rápidez mi verga, en circulos, de abajo hacia arriba, sacándola y metiéndola de golpe, despacito, poco a poco, de mil formas, una y otra vez, hasta que no pude más, les juro que no pude determe, yo quería disfrutar más, pero no pude, el final llegó. El big bang explotó y la llené de leche, de abundante leche, a mis 33 años era mucha la leche que tenía y toda fue para mi burrita, me quede pegado a ella por mucho tiempo, tomándo aliento, respirando profundo, mi ritmo cardiaco se elevó, era la satisfacción, de un sexo prohibido, pero placentero.
al recobrar las fuerzas, el aliento, volví a la carga y nuevamente disfrute, como nunca lo había hecho, la volvi a coger, la cópula fue salvaje, agradable,dificil de describir.
Fueron muchas las veces que estuve con esa burrita y curiosamente nunca le puse nombre, como las anteriores, sólo la llame <mi burrita linda>.
En ese pueblo me cogí a varias burras y yegûas, pero mi preferida fue mi burrita linda. Por eso cuando me vienen esos recuerdos ahora que tengo 52 años, quisiera estar allá o que el tiempo se hubiera detenido.
Saludos para todos lo zoofílicos y reflexionen, sino lo han hecho con animales, pero leen estos relatos, lo mas seguro es que tengan tendencias zoofilicas, no se repriman, prueben, experiementen, realicenlo.
Gracias por sus comentarios a mis relatos anteriores y bienvenidas las críticas y sugerencias.
Sean felices.
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