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Infidelidad

LA VI CON EL AMANTE EN EL SUPER

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy médico en una institución y veo un promedio de 20 pacientes diarios, lo que a veces hace que el trabajo sea un tanto mecánico, pero no por eso, deja uno de apreciar la belleza de alguna dama, y créanme que a veces se lleva uno tremendas sorpresas, ya que la mujer que nos parece muy sensual resulta que es muy tímida y con trabajos nos habla de su vida sexual, o la que parece muy tímida resulta lo contrario, y esto es algo que disfruto de verdad.

Por ejemplo, hace unas semanas vi a una mujer casada pero no ha tenido hijos. Tiene poco más de treinta años y es bajita, morena, pero de cuerpo muy armonioso, con unos senos muy lindos, coronados por dos pezones estupendos, y además, tiene unas caderas hermosas, de nalgas firmes que llaman la atención. Ha asistido a la consulta casi siempre con su esposo y me parecía una mujer agradable pero tímida. Pero hace dos semanas más o menos fui a un centro comercial a comprar algo y vi a esa señora haciendo su compra. Estaba distraída pero de repente llegó a su lado un hombre… que no era el esposo, y aparte de abrazarla, la besó y le puso sus manos en las nalgas, y ella respondió de manera apasionada… hasta que giró los ojos y me vio.
Se puso colorada y se deshizo del abrazo. El tipo volteó a verme de reojo y yo me hice tonto viendo algo en un anaquel. Los vi terminar precipitadamente la compra y salieron de prisa de ese supermercado. Me reí de imaginármela cogiendo en algún motelito, y pensaba sobre las sorpresas que uno se lleva con la gente, y si el marido sabría que la señora le estaba poniendo los cuernos… pero terminé de comprar y me fui a la casa. Dos días después la señora estaba en el consultorio, y cuando entró la saludé como siempre, ofreciéndole que se sentara. Estaba de todos colores y cuando le pregunté qué le pasaba o en qué podía servirle, ella se me quedó viendo y me dijo:

-Ay doctor… ¡Que pena de verdad! No sé qué vaya usted a pensar de mi después de lo que vio pero… ¡Le juro, doctor, que ese hombre es mi primo!… nada mas que es muy abusivo y a veces se pasa… ¡Por favor, doctor, no le vaya usted a decir nada a mi esposo, doctor!

-No tendría porqué decirle nada, señora… mire, no se preocupe, y créame que la entiendo, señora… a veces los hombres somos tan tontos que, teniendo filetes en la casa, desatendemos a nuestra esposa y por eso a veces nosotros las orillamos a que salgan… o hagan algo con otra persona, pero nos e inquiete, señora… no es mi papel juzgarla ni mucho menos… además, considero que es usted una dama atractiva y es lógico que atraiga usted a alguien más aparte de su esposo-le dije, y me quedé viéndola para ver su reacción. Ella sonrió y, con un suspiro, dijo:
-Bueno, si tiene usted razón, doctor… la verdad es que… ¡Ay, no sé ni por donde empezar! Mire, mi esposo es muy cabrón, y perdone la expresión, doctor… como usted sabe no tenemos hijos y el es muy mujeriego… tuvimos un problema por eso y hace como dos meses se fue de la casa por una semana… fue que conocí a este hombre… el es amigo de la casa, es buena persona y me sinceré con él… él me entendió bien, platicaba con él, y si, me pidió que saliéramos y fue que empezamos a andar, doctor, pero luego mi marido regresó y sinceramente me siento muy a gusto con este hombre, doctor… me entiende, me escucha, es atento y cariñoso… todo lo que no hace mi marido.

-¿Y en cuanto a cómo la trata sexualmente este hombre, señora? Créame que lo que quiero es comprenderla como mujer, y no como paciente, se lo juro.
-Bueno, si doctor… nos hemos acostado un par de veces o tres, y si, siento distinto que con mi esposo… como que mi vida ha tomado un nuevo impulso. Se que no es correcto, lo admito, pero la vida con mi esposo se ha vuelto… ¿Cómo decirlo? Monótona… siempre es lo mismo, doctor, y me da pena decírselo a usted pero créame que ya se cuanto va a durar mi esposo, la forma en que me lo va a hacer, las veces que se va a mover dentro de mi y luego, después de venirse, sencillamente se voltea y empieza a roncar… y con este hombre es diferente, doctor, se lo juro que el sexo es muy distinto.

La mujer, obviamente, estaba sexualmente feliz, y de solo imaginármela cogiendo con aquel tipo me excité y, sinceramente, no hice nada por ocultar mi erección, que ella notó desde luego. Me vio y sonrió diciendo:
-Mire usted, por ejemplo… yo se que usted es casado pero ¿A poco no de repente se le antoja hacerlo, o sea coger, con otra mujer? Y eso que su mujer está ahora si que al tiro, doctor, pero ¿Si no fuera así o lo descuidara a usted, a poco no se buscaría a otra mujer para coger? Y no, yo no lo culparía a usted por andar con otra y menos cuando esa otra tiene ganas de hacerlo… en todo caso es solo sexo y no amor, por si alguien se pregunta si coger con otro o con otra en esas condiciones es ser infiel… ¡Yo creo que no, doctor! Se que usted es un caballero, pero vine porque me sentía obligada a hablar con usted sobre… ¡Bueno, sobre lo que me vio hacer!
-Bueno, solo vi que un hombre abrazaba a una mujer hermosa y que la besaba, señora y, sinceramente, se me antojó.
-¿Ya ve que solo de ver dan ganas, doctor? Mire, me interesa que usted sea discreto, doctor, y sé cómo agradecerle su silencio –dijo y se levantó de su silla acercándose a mi; La dama acercó su cara a la mía y nos dimos un beso delicado pero cachondo. Luego me miró de frente y me hizo poner de pie. Nos abrazamos y besamos ya con mayor intensidad y repegaba mi vientre al suyo para que sintiera la dureza de mi verga. Ella se apretaba mas a mi cuerpo y dijo en voz baja:
– Humm, se te siente rica… ¿No tienes un lugar para que me la metas? ¡Tengo ganas de coger contigo, de que me hagas el amor muy rico!
-Y tu estas buenísima, debo decirlo –le contesté mientras acariciaba sus nalgas y continué –pero sinceramente aquí no se puede, hay mucho riesgo para mi, por mi trabajo, pero si tu quieres espérame 25 minutos, para mi salida y nos vamos a algún lugar discreto… ¡Tu dices, mi amor!
-¡Claro, papacito, te espero! Ya me pusiste caliente y si la sabes usar vamos a ser amigos hasta que tú quieras- dijo y sin dejar de sonreír, se arregló la ropa y tomando su bolso, salió del consultorio moviendo sus nalgas con coquetería. Y viendo sus nalgas pensé que es importante estar en el lugar correcto a la hora adecuada, y verla con otro hombre me iba a permitir conocer sexualmente a esa hermosa mujer.

Terminé mi horario de trabajo y al salir la vi sentada muy cerca de la puerta de la clínica, con una revista en la mano como si nada, y con una seña me dijo que ya se iba a la calle, por lo que asentí con la cabeza. Subí a mi auto y ella, toda discreción, esperó a que me diera la vuela en la esquina para subirse rápidamente. Mi coche tiene polarizados los cristales así que ella se acomodó como la cosa más natural del mundo y me dio un beso en los labios, luego me miro y dijo con gesto travieso:
-Bueno… ya estamos solitos… ¿A dónde me vas a invitar? Son las 3 de la tarde papacito, y mi marido llega hasta las 9 de la noche, papi… así que tenemos todo el tiempo del mundo.
-Humm, que rico… estas hermosa de verdad… mira, conozco un lugar que espero te agrade… pero ¿No quieres comer algo?
-No papi… yo prefiero COGER y me encanta hacerlo, pero si tú tienes hambre, adelante, comemos algo y te espero.
-No, lo decía por ti, mi amor… veras que la vamos a pasar bien, mi amor… mira vamos a ir a un lugar que estoy seguro te va a encantar.

La lleve a un motel nuevo que tiene unas instalaciones bien equipadas, como es un tubo para que ellas hagan un table, hamacas y el POTRO DEL AMOR, que me encanta usar. Pero al llegar no había sitio mas que en un cuarto que tiene jacuzzi y una pequeña alberca; Es mas caro pero ni modo, ya estando en esto hay que sacrificarse, así que entramos a esa habitación, y a ella le encantó de verdad. Como ocurre casi siempre, apenas entramos y dijo que iba a entrar al baño. No se porqué pero todas las mujeres hacen lo mismo aunque hayan orinado hace solo unos minutos… creo que es por pudor pero al menos a mi me encanta que la mujer me diga así, con claridad, algo tan cachondo en ese momento como “Permíteme un momento, voy a orinar papacito”… y es que tiene mucho de sensual que una mujer se deje ver a la hora en que está orinando o a veces hasta evacuando el intestino, aunque eso es mas bien raro y solo cuando hay mucha confianza ocurre… ¿A poco no es así, amigos lectores de uno y otro sexo?

Nos desnudamos y abrazamos muy rico, pero ella se mantenía como un poco alejada, tal como si diera a entender que si estaba ahí era para que yo no dijera nada y sinceramente me molestó esa actitud. Se lo dije y ella se puso colorada y dijo:
-Ay no ¿Cómo crees? Lo que pasa es que lógicamente me da un poco de pena y mas porque me viste con aquel… por cierto, ya no ando con él… solo fueron dos o tres veces pero no había nada serio.
-Bueno, tal vez no fue muy serio pero debe haber sido muy rico, mi amor… ¿Cómo te gusta hacerlo o más bien que te lo hagan, mi amor?
-Ay, me da pena decirte… vamos a hacerlo como tu quieras… pero no, no me preguntes cómo me gusta… a mi me gusta hacerlo y nada mas… ¿Qué te gustaría hacerme? Anda, lo dejo a tu gusto para que los dos estemos contentos.
-Humm, bueno… ven, siéntate aquí a mi lado, mamacita… así, Humm, que ricas se te sienten tus chiches mi amor… mira cómo se te paran los pezones… a mi me gusta mucho mamarlos… Humm, así, mamacita –le dije y comencé a sobárselos con cuidado y a besarle los pezones; Luego me los fui metiendo en la boca alternadamente y los succionaba. Créanme ustedes que hasta el día de hoy no hay mujer que no se excite cuando uno le sabe estimular los senos… y algunas hasta se vienen solo con eso.

Mientras succionaba un pezón no dejaba de sobarle el otro, y disfrutaba de sus suspiros. De reojo, los dos sentaditos en el sofá del motel, podía ver que sus piernas poco a poco se iban abriendo y ella jadeaba excitada. De repente, y como pensaba, ella solita tomó mi verga y comenzó a masturbarme. Siempre que cojo por vez primera con una dama, les debo confesar que me excito mas y pongo todo mi empeño en no venirme, aunque me ha ocurrido una o dos veces, y entonces lo he tomado por el lado amable y sonrío, la estimulo mas y procuro quedar bien aunque tenga que tomar algún medicamento de manera discreta, pero el chiste es dejarlas contentas, pero por fortuna esta mujer sabia hacerme una rica masturbación y además, alternaba con masajes en los huevos que me ponían a mil.

Puse mi mano en su muslo izquierdo y lentamente comencé a subirla hasta encontrar su ponche que, por cierto, estaba depilado, o sea que la señora había tenido ese cuidado de rasurar su vagina aunque no sabia si esa era su costumbre o lo había hecho para mi, pero fingí sorpresa, sonreí y le dije al oído:
-Humm, que rico se siente tu ponche mamacita… ¿Te rasuras tu solita o alguien te ayuda?
-Humm… ¡No me preguntes, mi amor, esas son cosas muy intimas! –dijo, sin distraerse de su trabajo en mi verga. La vi sonreír, y luego continuó – mira, mi esposo no creas que es de esos locos o pervertidos… cuando cogemos es muy normalito y nada de cosas raras… aunque si, una vez me pidió coger por atrás pero no quise… ¡Dicen que duele mucho, o al menos eso me dijo una comadre! Y otra vez… ¡Ay, me da pena decirte! Oye… ¿Y a tu mujer cómo le gusta que se lo hagas?
-Mira, te voy a decir pero quiero que seas sincera conmigo… ¿Qué otra cosa me ibas a contar de cuando tu marido te está cogiendo?
-Bueno, si te digo pero cuéntame tu primero… y luego yo te cuento.
-Está bien, mi amor… es un trato entonces… Mira, a mi esposa le encanta que le chupe los pezones y que al mismo tiempo le sobre su botoncito y… ¿Qué crees? ¡Que le sobre el culito al mismo tiempo… no que se lo meta o que siquiera le meta un dedo, sino que le ponga mi dedo en su culito y le de vueltecitas… y siento cuando ella se viene… su jugo escurre en mis dedos y así la hago que se venga dos o tres veces y ya después casi siempre ella se sube… le encanta hacerlo así, ella arriba, porque así le puedo seguir mamando los senos y le acaricio las nalgas… aunque casi siempre termino estando ella abajo o también de a perrito… ¿A ti te gusta coger de a perrito? A mi esposa le encanta porque así le puedo sobar las nalgas y sobre todo el agujerito… y si, me la he cogido por atrás, nada mas que le pongo bastante lubricante primero para ahormarle el culito y además, yo me pongo también bastante en la verga y así no le duele… aunque siendo sinceros, mi amor, no creas que se la meto por atrás cada vez que cogemos… ¡Para nada, es mas bien como algo especial!

-¡Ay si, tu… algo especial! ¿Qué tiene de especial que nos cojan por el culo? Mira, lo que a mi esposo le gusta o al menos le gustaba mucho era que le sobara su verga como lo estoy haciendo contigo y ya cuando se iba a venir, me pedia que le sobara los huevos, y el se acostaba boca arriba… y me pedia que cuando se viniera ¡Me tragara yo su leche! No te voy a decir que no lo hice pero no me gustaba, me daba como asquito… pero una vez se me ocurrió mamárselo y con una mano le sobaba los huevos y con la otra… le metí un dedo ahí… mero en su culito… ¡Ay doctor; mi marido respingó pero luego lo vi que sonreía y… ay doctor, no se si hice mal, pero el caso es que no solo le gusta que se lo siga haciendo sino que también se lo he hecho a algunos!… bueno, a ese amigo con el que tu me viste… le gusta que también se lo haga… no quieres que lo intente contigo.

-Humm, si mi amor, pero también me gustaría intentar metértela por atrás… así los dos experimentamos cosas nuevas… ¿Qué te parece, mi amor? –le dije y la besé, y aun mientras me masturbaba, ella respondió a mi beso de manera intensa. Cogimos de varias formas y en diversas posiciones, y creo que el hecho de hablar de estas cosas hace que la confianza con la mujer aumente. No podía quitarme de la mente la imagen del esposo dejándose meter un dedo en el culo. Y así nos pasamos un buen rato, en el que cuidé de no eyacular aunque ella se vino varias veces y estábamos los dos acostados en la cama, abrazados, y mientras yo acariciaba sus senos, le dije al oído:

-Humm, mamacita, de verdad lo haces muy rico… ahora entiendo porqué traes enculadisimo a ese hombre con el que te vi, mi amor… pero tengo ganas de venirme en tu culito, mi amor… ¿Lo intentamos? Los huevos ya me duelen de tanto que me he excitado, y es que estas buenísima mi amor… ¡Anda, vamos a intentar comernos el chiquito!
-Ay, yo si quisiera pero tengo miedo de que me desfondes el culo, o luego me ande yo cagando sin sentir… a una amiga así le pasó porque su esposo se la cogió casi a la fuerza… mira, si tu aceptas eso de que me la metas por atrás lo dejamos para la siguiente vez que nos veamos, pero ahorita quiero mamártela y tengo ganas de que te vengas en mi boca… ¿A poco no se te antoja?
-De que se me antoja si… y mucho… tienes una boca rica pero mira, pienso que a lo mejor ya no vas a querer que volvamos a coger y me vas a dejar con las ganas de comerme ese chiquitín tan sabroso –le dije mientras pasaba mi dedo por su ano; Ella sonrió y dijo, repegándose a mi- Además ¿Cómo crees que solo lo vamos a hacer esta vez? Me gustas mucho y me has cogido muy sabroso y si, tengo ganas de sentírtela por atrás pero como te digo, tengo miedo y… ¿Cómo le voy a llegar a mi esposo con leche escurriendo de mi culo, mi amor?
-Bueno, es que para coger por atrás conviene usar condón, mi amor, pero en fin, si me prometes que la siguiente vez me vas a dar el culito, acepto que hoy solo me mames hasta hacerme venir –le dije y sonriendo me hinqué a su lado para ofrecerle mi verga. Luego que comenzó a mamármela, me fui meneando para colocarme en la posición 69, yo encima de ella, y comencé a darle la mejor sesión de sexo oral que pudiera para excitarla. Su ponche sabia muy rico, con ese sabor tan especial de una panocha que ha tenido orgasmos, y ella estaba feliz.

De repente sentí su dedo justo a la entrada de mi ano. Ella hurgó entre los pliegues para encontrar la entrada, aunque debo decir que yo me cuido mucho y no tengo almorranas o cosas así. Sentí que su dedo entraba en mi ano y aflojé el esfínter lo más que pude mientras yo también hurgaba su culito, y como no dejaba de mamarme y sobarme los huevos, yo estaba excitadísimo, hasta que su dedo entró por completo en mi ano y comenzó a moverlo con habilidad. Intenté pararla pero ella no hizo caso y siguió en lo suyo hasta que no pude soportar más y comencé a venirme. Ella, lejos de sacar mi verga de su boca como muchas mujeres me lo han hecho y hasta mi mujer a veces, mas la mantenía adentro y recibía yo la caricia de su lengua en el glande mientras con una mano sobaba mis huevos y con la otra me seguía hurgando el culo… y el estimulo que recibía yo en la próstata era tremendo, arrojando mucho semen, como jamás pensé que mis huevos pudieran contener hasta que de plano terminé y sentí que mi verga se ablandaba. Luego, sencillamente me eché a un lado y ella, solícita, se hincó a mi lado, y sin dejar de verme a los ojos, acariciaba mi verga y sonreía sin decir nada, solo sonreía feliz.

Luego de un rato de estar así, solo abrazados, ella pareció tomar conciencia de la hora, y dijo:
-Ay, ya es tardísimo, mi amor… ¡Que cogidota nos dimos, mi amor, y espero que tengas fuerzas para metérmela por donde quieres!… Mira, hoy es lunes, pero… ¿Podríamos vernos el viernes que viene? Como tengo que salir a eso del programa PROGRESA, mi esposo no va a decir nada si me tardo un poco ¿Puedes ese día o no?
-¡Claro que puedo, corazón… y mas si voy a poder cogerte por este culito tan lindo! ¿Quieres que ya nos vayamos?
-Yo creo que si, mi amor… ya es tarde pero… si quieres, podemos bañarnos juntos… ¿No te gustaría? Además, así me la puedes tallar bien… digo, LA ESPALDA, no seas mal pensado –dijo, y sonrió coqueta mientras se dirigía al baño. La oí orinar y en ese momento entré al baño y ella, como si fuera lo más normal, se rió y comenzó a limpiarse ese ponche tan rico, y luego se puso de pie y se metió a la regadera, sonrió y me dijo:
-Anda, papacito… ayúdame a bañarme para que mi marido no me vaya a oler a otro hombre… tállamela bien – y si, se la tallé tan bien, que terminé dentro de ella en la posición de perrito;

Luego, los dos salimos, nos vestimos y ya en el auto la llevé a donde podía tomar un taxi a su casa. Antes de bajar del auto nos besamos y apretándome la verga me dijo a modo de un adiós:
-Nos vemos el viernes… quiero que me dejes lleno de leche el culito, mi amor… así que no te vayas a coger ni a tu mujer… quiero toda la leche para mi… hasta el viernes, cariño.
Y como mujer de palabra, el viernes llegó y nos fuimos a otro motelito, pero lo que ahí hicimos se los cuento la siguiente entrega.

3582 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: amiga, amigos, baño, mayor, sexo
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