Me calenté de más (1 de 2)
Cuando leí un relato me calenté y quise explorar si yo podría lograr que mi esposo y mi amante hicieran un 69 cuando yo tuviera un trío con ellos dos. Aquí les cuento cómo me fue..
Casi desde el inicio de mi vida conyugal, he tenido amantes a causa de mi ninfomanía. Al inicio fueron escenas muy desagradables con mi esposo, pero después él lo entendió y todo se solucionó. Eso lo conté en 11 entregas con el título «LA NINFOMANÍA PUEDE ACABAR EN INFIDELIDAD». Ya había logrado a los 40 años un intercambio de parejas dos veces (ver “Quiero hacer un gato”); también convencí a mi marido, Saúl, para que juntos festejáramos nuestras bodas de oro al lado de mis tres amantes (ver “Bodas de oro”); además, al mes siguiente, festejé mi cumpleaños 72 en un trío HMH con Saúl y Eduardo, uno de mis amantes (ver “Festejo de cumpleaños”). Todas estas veces fue delicioso…
Para quienes piensan que a mi edad no se coge rico, les diré que ¡claro que se puede! Una tía mía cogió hasta sus 90 y tantos años, además tuvo siete hijos, todos de distinto padre, ninguno de su marido y esto lo supo cuando su marido le confesó, en el lecho de muerte de éste, que él era estéril. Ella, llorando, le pidió perdón por sus infidelidades regulares pues suponía que la totalidad de los hijos eran del matrimonio ya que su marido le hizo el amor casi todos los días durante 60 años. También su esposo le dijo que no tenía por qué perdonarla, que la amaba por ser así: ardiente y discreta.
Hace menos de un mes me calenté al leer el relato «El que quiera azul celeste, que se acueste (2 de 3)», escrito por Mar, donde se chupan la verga los galanes después de sacársela a la dama al estar todos muy calientes pues me quedé pensando en que poco les faltó a mis amados para que eso también les ocurriera.
Le comenté a Mar: «¡Ja, ja, ja! Tu amante tiene las mismas conductas que Cornelio, el amigo de Ber, le gusta y agradece que se cojan a su ex. ¡Son divinos! También mi cornudo es atento con los sanchos.» A lo cual ella me respondió: «¿No será que también a Saúl le guste mamar verga usada? ¿Le viste intención cuando los tríos? Yo creo que a los que les gusta el atole con leche de otro es porque quisieran sacarla del pene y lo agradecerán así cuando haya oportunidad…», lo cual me calentó más.
Precisamente, al día siguiente, cuando regresé de hacer unas compras y al dejar el mandado, me asomé al estudio de Saúl porque al estar la puerta abierta y escuchar los ruidos característicos del chasquido del prepucio sobre el glande, supe que mi marido se estaba masturbando. Es común que lo haga al ver los videos que toman las cámaras de seguridad cuando estoy con alguno de mis amantes, aunque casi nunca lo vea haciéndolo. En este caso se trataba de la visita que el día anterior me había hecho Rogelio, el más reciente y joven de mis amantes. Por si quieren saber cómo lo obtuve pueden leer «Una nueva aventura».
En el video que él veía, estaba Rogelio dándome muy duro. No se nos veía la cara, sólo la espalda y nalgas de mi amante, y sobre sus hombros descansaban mis pantorrillas. El volumen estaba alto y se escuchaban mis gritos “¡Así, papacito, dale a tu puta todo el amor…!” y los de Rogelio contestándome “¿Así te gusta, puta? ¡Toma verga y lecheee…!”, y se desplomaba sobre mí al venirse. Saúl gritó “¡Así se coge a una puta hermosa, así! ¡Cógetela…! Y mi marido lanzó un chorro de semen que le cayó en el pecho.
Se quedó jadeando y, mientras se tranquilizaba cambió a otra cámara, la cual regresó al momento en que yo le estaba haciendo una cubana a Rogelio y su semen me caía en la nariz y labios. Ahí congeló la imagen y balbuceó “¡Qué rico te cogen, mi Nena puta…!”
Saúl, en su ensimismamiento, no se había percatado de mi presencia. Me acerqué a él. A puro lengüetazo, le limpié el pecho, la mano y el pene. Luego le di un beso con sabor a lefa.
–¿Está rico? –le pregunté.
–Sí, Nena, tus besos son ricos –contestó y me volvió a besar– Ese patojo te coge muy bien y lo exprimes divino.
–¿Te gustaría probar esa lefa que me están dando ahí? –le pregunté señalando la pantalla.
–Ésa ya la he probado en tu pepa, ayer, para más exactitud. El semen, de cualquiera, es rico en tu panocha porque tú te vienes mucho cuando te hacen el amor –contestó.
–¿Quieres ver, en vivo, cómo me lo administra Rogelio? –pregunté solicitándole implícitamente un trío, pero mi mente estaba en la calentura que me dio la lectura del relato de Mar.
–Te amo por puta… –me contestó sonriendo, antes de darme un beso, y yo lo tomé como un “sí”.
Me saqué una teta de la blusa y se la di a mamar.
–¿Anoche te diste cuenta a qué sabía el semen de Rogelio, fuera de mi pucha? –le pregunté y adelante un poco la grabación del video para que mi marido viera cómo me estaba untando en las chiches la lefa que me limpié de la cara y de la verga de mi amante.
–Claro que sí la probé y me di cuenta cuando te mamé, putita…
–No se diga más, invitaré a Rogelio a cenar y dormir aquí el viernes con nosotros –dije sin más, recordando las chupadas tan satisfactorias que quince horas antes me había dado mi marido previas a dormir –¿Preparo algo que te guste para esa cena? –pregunté, queriendo agradecerle su anuencia.
–Yo también quiero cenarte… –precisó para que no fuera a dejarlo sólo de voyeur.
–Obvio, los quiero a los dos juntos –señalé.
–A mí me gusta todo lo que haces, y seguramente que al chico también, pero sería bueno que le preguntaras a él sobre el menú –insistió, y yo me retiré a la recámara para llamar a Rogelio. Me acosté y marqué, colocando el altavoz para dejar mis manos libres.
–Hola, ¿cómo has estado, mi amor? –pregunté en cuanto escuché su voz.
–Hola, mi mujer –contestó y recordé a Eduardo de inmediato, es él quien me dice “mi mujer” desde la primera vez que fui suya, o lo hice mío, no sé, fue muy hermoso; ahora veo que, aunque soy mujer de varios, soy “mi mujer” para dos–, me agrada que me hables, casi siempre yo soy quien te habla.
–Sí, y casi todas ellas para venir a mi cama… –respondí con voz lujuriosa– y eso me gusta porque sigues dándome amor con mucha pasión.
–¡Cómo no hacerlo si eres fuego! Ya tengo una erección nomás de oír tu voz. ¿Te hice feliz ayer? Cuéntame qué te gustó más, mi mujer –dijo, yo abrí las piernas y le comencé a contar…
Ensalcé los momentos donde me tuvo más caliente, iniciando con el olor y el sabor de su pene cuando iniciamos el acto sexual. Una de mis manos fue la panocha y otra a las tetas para darme caricias mientras lo recordaba. Su respiración aumentaba conforme yo le narraba; luego escuché los mismos chasquidos que oí cuando Saúl se la jalaba momentos antes. Era obvia la sacudida que se estaba dando Rogelio.
–¿Te estás masturbando…? –pregunté también con mi respiración agitada.
–¡Te amo, mi mujer…! ¡Ahhh…! –gritó, y yo también tuve un orgasmo, sólo de escucharlo.
–¡También yo te amo, putito…! –exclamé, entonces caí en cuenta que mi marido miraba lujuriosamente desde la puerta, con todo el aparato al aire, fuera del pantalón, y sobándose los huevos…
–Voy a colgar, te marco en unos minutos –dije y terminé la llamada sin dar tiempo para alguna objeción de Rogelio.
–Te amo por puta, mi Nena… –dijo Saúl bajándome la pantaleta para empezar a chupar mi raja muy mojada…
En menos de un minuto tuve un orgasmo. Aún estaba viendo las estrellas del amor, cuando sonó el timbre del WhatsApp. Abrí la aplicación y miré la imagen que me envió Rogelio. ¡Dios mío! Era una foto de su falo exangüe, todavía con rastros de semen y parte de su mano derecha llena de lefa. El texto decía “Sólo me falta tu boquita aquí”.
–¿Mi panocha te gustaría más con esto? –le pregunté a mi marido mostrándole la imagen.
El la miró, sonrió y asintió con movimientos afirmativos de cabeza. Frente a él, lamí calenturientamente la pantalla del celular. Se la puse frente a su boca y él también pasó la lengua por la imagen. ¡Qué calentura me dio! Era claro que sería fácil hacerlo lamer el pene de mi amante… Saúl se montó en mí y me besó al tiempo que me penetraba. Se vino de inmediato y se separó de mí. Aproveché su descanso y tomé una foto de mi raja usada. La envié con el texto “También tuve esto…”, y después de cerciorarme que Rogelio había visto el mensaje, le marqué, colocando el altavoz.
–¿De cuándo es esa foto? –preguntó inmediatamente.
–De ahorita…
–¿Qué pasó?
–Me sorprendió mi marido cuando me masturbaba mientras hablábamos tú y yo… Y así me fue… expliqué, pero como hubo silencio continué–. ¿Qué harás la noche del viernes?
–Lo que tú me pidas, mi mujer –aseguró, mostrando que tenía tiempo libre.
–Pues te esperamos en mi casa. ¿Qué te gustaría que te hiciera para cenar?, porque necesitarás energía para lo que seguirá después… –dije, para dejarle claro que habría mucha acción.
–Dices “te esperamos”, ¿quiénes? –preguntó receloso.
–Mi marido y yo. Él quedó gratamente impresionado por la enjundia con la que me atendiste y quiere ver, en vivo, la manera en que me haces tu mujer –precisé y añadí–. Claro que él te ayudaría, a ver si no quedo toda descuajeringada.
–¡Pues te abriremos por todas partes, mi mujer! Ahí estaré, aunque nunca hice un trío –aseguró.
–Te espero, traes tus huevos llenos… –le advertí para que no se la jalara tanto y Saúl, quien escuchaba atento, sonrió antes de darme un beso.
Continuará…
¡Guau! ¿Ese trío lo provoqué con mis relatos?
¿Lograrás que hagan un 69? A tu marido seguramente sí le será fácil, se adivina que se le antoja, por darle el lengüetazo a la imagen del falo de tu «amor chiquito».
Yo ya lo logré con mi marido y su amigo Pedro, mientras ellos se chupaban, Dalita y yo nos pusimos muy calientes al mirarlos y nos acariciábamos la pepa una a la otra…
Para que a tu garañón también se le antoje, debes calentarlo al máximo, mientras Saúl se la mama, y llevar su cara a la verga de tu marido: solito abrirá la boca.
¡Bruja! Ya lo hicimos, pero aún no lo publico. Ya me había dado cuenta que les gustaba sentir el pene de otro en el suyo, hasta cerraban los ojitos cuando se los tallaba uno con otro… calientes estaban. El primero que se animó a mamar fue Saúl, y lo hacía tan rico que Rogelio se contorsionaba de placer, tratando de hacer lo mismo. lo ayudé a darse la vuelta para que se acomodara y ya, teniéndola enfrente, se puso a mamar también.
¡Putísima! Dices «Yo ya lo logré con mi marido y su amigo Pedro, mientras ellos se chupaban, Dalita y yo nos pusimos muy calientes al mirarlos y nos acariciábamos la pepa una a la otra…»
¡Cuéntalo detalladamente, no te quedes sólo en eso!
Se nota que a tu marido le fascina ver cómo le pones el cuerno, lo goza, hasta le grita al sancho «¡Cógetela…!». ¿Cuántas veces se la habrá jalado viendo los videos de tus acciones? Aunque quizá le calienta más ver las vergas de tus amantes…
¿Lo citaste para un trío con tu marido con el fin de que se mamaran la verga? ¿Qué harás si deciden coger entre ellos?
¡Estás jugando con fuego!
Pues ya ocurrido el evento, le pregunté a mi marido si le gustaba la verga. Me contestó que sólo de niño lo había hecho, y que no le interesaba metérselo a otro, ni que se lo metieran a él. Sólo un par de veces lo hizo con uno de sus amiguitos a los 10 años, pero por curiosidad y no le gustó, pero mamar sí, y ahora, con lefa, le encantó.
¡Lo que no sabía de mi marido!
Por lo que leo, leer relatos te dan ideas para disfrutar tu sexualidad personal. Lo bueno es que tu cornudo te hace segunda. Me da la impresión que Saúl se aprovecha de tu ninfomanía, ademas de estar sumamente enamorado de ti. Lo dicho, eres mucha mujer. Suerte en tu trío.
Pues el trío salió muy bien. Todos quedamos complacidos y bien venidos. Mañana lo subo.
Lo dicho: eres una dama en pleno goce de tu feminidad. Me imagino dentro de 30 años seguir en este disfrute del amor.
Quiero saber cómo te fue con ese garañón enamorado de ti y tu marido juntos.
Mañana lo publico, me encantó esta experiencia.
Claro que seguirás disfrutando el amor. Yo espero tener al menos un macho en uso dentro de 20 años.
¡Qué bien que ya los tríos forman parte de tus experiencias gustosas. Ya los programas tú. ¡Que se diviertan…!
¡Claro que nos divertimos!, mañana lo envío para su publicación.