La verga de Polo. Relato de adolescente 2a mparte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
(CONTINÚA)
Una noche, después de cogerme, me dijo que ya tenía la solución para mi Laura. Me contó que uno de sus amigos, podría servir para nuestros propósitos. Se llamaba Armando, era músico, de buen ver, soltero y había vivido en Estados Unidos y tenía una mentalidad muy abierta.
Nos lo presentó y yo dejé que Laura hiciera la labor de seducción. Pronto ya estaba llamándole por teléfono, a mis espaldas, para platicar sobre esoterismo, que a mí no me interesaba en absoluto. Yo hacía guardias en el hospital donde trabajaba y no dormía en casa cuando menos dos veces a la semana.
Laura lo planeó y lo consultó conmigo. Cuando me contó su plan, me di cuenta que hasta se había esforzado en elaborar su plan, sin que yo hubiera participado. Le pediría que trajera a casa unos libros sobre la materia. Lo citaría por la noche, ya que nuestros hijos estuvieran dormidos y a ver qué pasaba!
La estuve llamando por teléfono a cada rato, para estar al tanto de lo que sucedía. Le pedí, como ella lo había hecho, que no dejara nada en el tintero. Que llegara a las últimas consecuencias y que lo disfrutara.
Me entré que había llegado a las 10 de la noche y los niños estaban bien dormidos. Le pedí que me llamara para informarme lo sucedido y ella me convenció de que sería mejor que la llamara al día siguiente y así no correr el riesgo de una llamada inoportuna. Fue la noche más larga de mi vida! Estaba más caliente que nunca en mi vida.
Me salí del hospital y rondé mi casa, para ver si observaba algo que me dijera lo que estaba sucediendo dentro. No ví nada y tuve que regresar a mi guardia con la verga bien parada, con dolor en los testículos y unas ganas enorme de cogerme a mi esposa, que, a lo mejor estaba siendo ensartada en ese momento.
No bien dieron las 6:30 de la mañana, la llamé para preguntarle las nuevas. Contestó que me apurara a llegar, que allá en casa me contaría. Le dije que solo me contestara si había sucedido algo y contestó ”sí… todo”.
Putísima madre! Ya se la cogió!, ya no es fantasía! Ya se la cogió otra verga! Se abre una puerta a una aventura que no sé donde va a parar! Estaba a unos minutos de saber que le había hecho y como! Y yo con una erección que me dolía de tan intensa!
Habíamos tenido sexo desenfrenado desde hacía como 6 meses que había contactado a Polo, que se intensificó cuando llegaba a casa todo cogido y con semen en el culo. Luego con los planes que empezábamos a hacer con la visita de Armando. Ahora con la historia de su inicio como “puta” no me imaginaba hasta donde podría llegar mi excitación.
La encontré desnuda sobre la cama con una sonrisa y me dijo: “Que te parece? Mi amor, ya me cogió otra verga!” Me subí a la cama y mientras me desnudaba, la besaba apasionadamente. Tu boca me sabe a otra saliva, la acosté y metí mi cabeza entre sus piernas y entonces me dijo: “mi vagina te va a saber a verga y a semen”, y así fue!
Como nos besábamos! Estábamos enloquecidos! Nos acariciábamos y frotábamos nuestros cuerpos. Mi erección no disminuía y ella me tenía firmemente cogido por la verga. Empezó con su relato: “Estábamos sentados viendo un libro y de repente volteé a verlo. Lo tenía muy cerca, me empezó a besar la boca y a acariciar las tetas. Sentí como se paraban mis pezones.”
“Me abrió la blusa y las sacó y mientras las besaba y mamaba, su mano ya estaba sobre mis muslos, subiendo la falda. Encontró la abertura y su mano llegó a mi entrepierna y yo descrucé los muslos para facilitar el trabajo. Buscaba mi clítoris y cuando lo encontró, hizo a un lado mi bikini y empezó a meter sus dedos. Mientras tanto yo ya había encontrado su verga, que acariciaba por encima del pantalón”,
“Se puso de pié, se abrió pantalón y sacó su verga que aproveché y empecé a mamar. Me pidió que me acostara en la banca de la sala y puso su cara entre mis piernas, como tu ahora, y me dio una mamada deliciosa! No se cansaba de mamar y de repente se incorporó, e hincado de acercó para poner su verga en mi vulva!”
“Yo estaba empapada!, así que con un empujoncito, sentí que me penetraba hasta el fondo. No sabes cómo se movía!”, En ese momento yo también la penetré, con la mente fija en el relato e imaginé como se la había cogido. Me vine intensamente y me quedé jadeando, buscando reposar, para volver a coger. No tenía llenadera. Quería coger y coger y coger… y ella también!
Nos abrazamos y con su cabeza en mi pecho continuó su relato. “La metía y la sacaba a toda velocidad mientras me apretaba las tetas y pellizcaba los pezones. Se detuvo en dos ocasiones ya que no quería venirse tan pronto y yo me deleitaba con la segunda verga que me cogía en mi vida”
“Finalmente se vino con un bufido que me dio miedo fuera a despertar a los niños y yo me quedé con la vagina chorreando de semen”. Se salió, me besó nuevamente y me dijo que tenía que levantarse muy temprano, y yo coquetamente le dije: “Espero que la próxima vez sea con mayor comodidad y por más tiempo”
“Te gustó coger con Armando?” “Claro que me gustó, aunque hubiera querido que fuera en otro lugar, para que nos hubiéramos quitado la ropa y me hubiera cogido en una cama y no semi vestida y en esta banca, pero fue un buen comienzo, no?”
Que me dijera que le había gustado coger con él me calentó y nuevamente la busqué para coger otra vez. Me super calentó que le hubiera ofrecido una próxima vez y recalentó pensar que Armando le iba a meter la verga muchas veces. De mi cuenta corría!
Otra vez teníamos tema para platicar y calentarnos mientras cogíamos y así un día hablábamos de mis cogidas con Polo mientras otros, de su reciente debut como “puta”.
Me informó que Armando le había llamado para preguntarle cuando tenía otra vez guardia en el hospital. Le dijo que en dos días más, pero no era cierto. Tenía en mente pedirme que la dejara ir a coger ese día y que yo la estuviera esperando cuando regresara bien cogida.
No faltaba más! Le di todo el permiso que necesitara y desde luego le pedí que me pusiera al tanto de cuando, donde y a qué hora se la iban a coger nuevamente. Me dijo que la había citado en Sanborns de San Angel, para que desde ahí, se fueran en su coche a uno de los hoteles de la salida a Cuernavaca.
Me pareció muy bien, pues no podíamos arriesgarnos a que la vieran con otro. Se arregló muy linda y se fue para estar puntual a su cita. Las horas pasaban muy lentamente…. Me quería jalar los pelos, sabiendo que mi esposa estaba cogiendo con otro… Un remolino de sentimientos a cual más encontrados. Sentía un piquetito de celos…pero con la verga a todo dar….
Cuando oí llegar su auto, ya me había tomado dos tragos y la esperaba con ansia. La vi llegar muy contenta. “Que diferencia! En una cama y desnudos .Gracias mi amor por la oportunidad” Nuevamente nos comimos la boca a besos y hablándonos muy quedo al oído nos decíamos lo que pensábamos y sentíamos por la aventura de mi esposa. Me urgía cogérmela nuevamente, meter mi verga donde había estado la otra y sentir como resbalaba mi verga con el semen de Armando.
En ese entonces no había amenazas de enfermedades venéreas y mucho menos de sida. Siendo médico, sabía bien cuando eran sus días fértiles y siempre que cogió con Armando, lo hizo sin condón, para mi beneplácito. Por qué me gustaba sentir el semen de Armando? Pudiera ser que fuera la confirmación de que una verga había estado metida en su vagina. No lo sé, pero fue algo que me dejó marcado hasta estos días.
Subimos volando las escaleras y nos íbamos desnudando en el camino. Laura mostraba un chupetón en una de sus tetas y cuando me dio a espalda, pude ver otro en una nalga. Obviamente eran signos de que había habido acción variada. Me parecía que estaba muy contenta y quien no lo estaría? Tenía permiso y beneplácito de su esposo para coger con otro.
Que cogidas nos dimos en esos días. Me encantaba oírla relatar lo que le había hecho Armando y sobre todo lo que ella se había atrevido a hacer. Así me entré que le encantaba montarse en su verga, que se la metiera de perrito, pero lo que más le gustaba era tenerlo encima con los muslos muy separados y Armando en medio, bombeando con mucha fuerza.
Me susurro al oído “Lo que más le gusta es mamarme. No se cansa y me chupa la vulva cada que tiene oportunidad y a mí, ya sabes, me encanta mamar la verga”. Armando se vino tres veces. Una vez en cada una de las posiciones que me relató.
Empezaron mamándose en un 69 que duró eternidades y cuando él sentía que se iba a venir le pedía un descanso ya que no quería desperdiciar semen fuera de su “linda vagina”.
Cuando volví a sentir la vagina de mi esposa inundada de semen, me vine entre gritos con las sensaciones maravillosas de estar metiendo la verga donde había estado otra recientemente.
El impulso que esta acción nos dio a nuestra vida sexual, fue maravilloso. Cogíamos todas las noches y los fines de semana, en cuanto podíamos, nos deshacíamos de los hijos y nos la pasábamos desnudos, coge y coge.
Armando se había prendado de mi Laura y la llamaba todos los días para invitarla a coger. Laura tenía muchas otras cosas que hacer y tampoco quería destramparse, así que lo tenía cortito y deseándola, a pesar de que se moría por que le metiera la verga nuevamente.
Cogieron con mi permiso varias veces más, y una vez que estaba esperando a que regresara, se me ocurrió que me fascinaría, verlos cogiendo y me dedique a planear algo factible. No tardé en redondear mi plan, así que le pregunté cuantas veces más quería coger con él, me dijo que no lo había pensado, pero que serían tres o cuatro veces más, “que te parece?”
Me pareció bien pero puse como condición que me dejara verlos cogiendo. Se escandalizó y me dijo que era arriesgado. Cuando le explique el plan, se tranquilizó, se convenció que era seguro y factible y que iba a ser otra nueva y muy intensa experiencia en nuestra vida erótica.
El plan no tenía nada de extraordinario. A la entrada de mi casa, había un balcón que daba a la sala y que se abría a una pequeña terraza, que habitualmente estaba iluminada. El balcón tenía puertas de vidrio cubiertas de una gasa semitransparente, a través de la cual se podía ver, si la sala estaba iluminada y la terraza apagada.
Le pedí a Laura que se cerciorara de lo factible y seguro de mi plan, y me plantó un besote diciendo “yo sé quién va a ver a su esposa cogiendo”. Como si necesitáramos pretextos, esa noche volvimos a coger con nuestro ímpetu sexual renovado por otro paso más que dábamos en nuestra excitante y loca vida sexual.
Laura se fue a coger las tres veces autorizadas con Armando. Las tres las celebramos de la misma y fascinante manera que ya era costumbre y solo quedaba la exhibición sexual.
Laura le dijo a Armando que ese viernes yo tenía guardia, que los niños se iban a pasar el fin de semana en casa de los abuelos y que estaría sola. Que le parecía ir a tomar una copa a las 9 de la noche?
Cuando me enteré que Armando había aceptado, me puse a contar los minutos que hacían falta para que dieran las nueve de la noche! La verga se me había parado en cuanto supe la noticia y ya habían pasado varias horas. No quería “gastar la pólvora en infiernitos”, deseaba tener toda mi energía, para coger con mi esposa toda la noche, después de que se exhibiera como puta ante su marido.
Armando llegó puntual. Laura había escogido un conjunto semitransparente, de dos piezas que recién había comprado. Se veía hermosísima y muy, pero muy sexi. Lo pasó a la sala, le preparó un trago y se sentó muy cerca de él. Se le acercaba y le ofrecía sus labios, empezaron a besarse y sin prisa alguna, Armando fue desnudando a mi Laura, hasta que quedó sin ropa, sentada a su lado.
Laura puso su mano en el muslo de Armando hasta que se notó su erección. Entonces mi esposa se apoderó de la verga y empezó a desabotonarle el pantalón. Armando se puso de pie para quitarse el pantalón y la trusa y al dejar en libertad su verga, Laura se apoderó de ella y empezó a mamarla.
Putísima madre, que sensación! Ahí estaba mi adorada esposa, como Dios la echó al mundo, con sus divinas tetas balanceándose sensualmente, chupando una verga y a punto de ser penetrada en mi presencia. Yo deseaba que la escena se prolongara para siempre.
La adoraba y le agradecía que me hubiera aceptado darme esa bizarra, pero incomparable experiencia. Veía con fruición como se deleitaba con la mamada que estaba dando. Mientras tanto, Armando se había despojado de la camisa y estaba también desnudo y listo para coger. Se hincó, jaló de la cadera a Laura y en el borde del sofá, hundió su cara entre los muslos de mi amada.
Mientras le mamaba la vulva, le estrujaba los senos y jugaba con sus pezones. Laura volteaba a ver el sitio donde me encontraba Ayudó a mi mujer a levantarse. Se abrazaron y se besaron con la verga de Armando entre los muslos de mi esposa. Ella se hincó y nuevamente introdujo la verga en su boca. La mamó largamente hasta que Armando la invitó a que se acostara en la alfombra.
Armando se hincó en medio de sus muslos, empezó a separarlos a con las rodillas y yo veía como el sexo de mi amada se abría a mi vista y la verga enhiesta apuntando a la penetración. Insinuaba la punta de su verga en la vagina de mi esposa y se retiraba. Me percaté que hacía esto para que Laura sintiera urgencia de ser penetrada.
La imagen de mi esposa acostada en la alfombra con su sexo húmedo y entreabierto, expuesto impúdicamente, con un hombre entre sus muslos, con la verga erecta, intentando penetrarla, me marcó para el resto de la vida. Muchos años después se manifestaría en mi vida sexual.
De repente mi Laura empezó a lanzar con fuerza su pelvis para encontrarse con la verga, hasta que lo logró. Armando empujó hasta que hundió su pene en las tibias entrañas de mi linda mujercita. Con la verga al fondo, empezaron la danza del amor. Ella se echaba hacia adelante y el la embestía con fuerza.
Ante mis ojos, la verga de Armando se hundía para salir reluciente, bañada por los jugos amorosos de mi amada. De repente entraron en el frenesí del orgasmo, empezaron a encontrarse hasta con violencia y pude constatar que ambos se estaban viniendo. Me percaté entonces, que se la había cogido en la postura que a ella más le gustaba.
Descansaron un rato en esa posición y pude ver como la verga de Armando abandonaba la amada cuevita de mi mujer, dejando un hilillo blanquecino, que después yo disfrutaría. Se vistieron y retomaron su trago. Poco tiempo después y a solicitud de ella, recomenzaron los besos y los cachondeos
Esta vez Armando se sentó en la alfombra y le pidió a Laura que lo montara de frente a él y así la penetró. Laura cabalgaba despreocupadamente y de vez en cuando miraba hacia donde yo estaba, seguramente presumiéndome de su osadía de haber aceptado que yo la mirara en una función tan íntima! Ay! cuanto la amaba!
Después de un rato de cabalgar, Armando se acostó de lado y atrajo a mi mujer a su costado, le alzó el muslo de arriba y con el sexo expuesto, la penetró, Todo esto lo estaba registrando con todo detalle. No quería perderme de nada. Fue entonces que hicieron algo que no me gustó mucho. Se besaron muy largamente, como ella y yo lo haríamos y el piquetito de celos apareció.
Quería que ya se fuera, ya había visto todo lo que podía ver, ya me urgía besar a mi esposa y ocupar el lugar de Armando, y entonces se vinieron por segunda vez. Laura debió decirle algo, porque Armando se levantó, se vistió y se marchó dejándome libre el acceso a mi hermosa Laura.
Durante la función me había venido 3 veces. La primera casi sin tocarme y solo de ver a Laura desnuda con una verga en la boca. Las otras dos, masturbándome cuando me percataba de que se estaban viniendo. Pero estaba hambriento de sexo con mi amada. Cuánto nos besamos, cuanto nos acariciamos y cuanto cogimos! Si solo pudiéramos repetir nuestras primeras experiencias!!
El sexo se hizo maravilloso entre nosotros. Nunca nos había causado tanto placer estar liados en una refriega sexual. Armando regresó a vivir a Estados Unidos y yo dejé de ver a Polo, pero las experiencias que obtuvimos con los dos, nos siguen dando mucho placer hasta la fecha.
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