SEDUCIMOS A NUESTRA VECINA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por su parte, Maria mi esposa, cada vez estaba mas obsesionada con que sobretodo me la follara, pero esta vez quería algo mas, que una noche, fantaseaba con tenerla de amante, y tras mas de un año y medio de llegar Sara, ella estaba convencida, que la seduciríamos, por mi parte, muy poco lanzado en esas cosas, yo mas de una vez la frene, no fuera a equivocarse y eramos vecinos, pero se presento una ocasión, única, llegaron unos familiares de Sara, Abel no volveria hasta dos días después, y yo volvi de mi trabajo, a las 5 de la tarde, ese dia mi esposa, no podía recoger a los niños, y lo hizo mi suegra, decidiendo que quedaran en su casa y ella los llevaría al dia siguiente.
Sara, nos llamó, y nos presento, fuimos a merendar todos a un bar cercano, ellos habían comido con Sara en su casa, tras merendar tomamos un par de copas, y de ahí volvimos a casa de Sara, se despidieron y marcharon, quedando los tres en casa de ella, era casi navidades, una noche fría, ya sobre las ocho cuando ella nos ofrecio otra copa en su casa, y aceptamos, solo ver su mirada la reconoci, Maria, se sentó a mi lado y su mano en mi muslo rápidamente, ante Sara, y la conversación, fue sobre Abel, y la diferencia de como yo siempre estaba con mi esposa y tan cariñoso, a su vez que mi esposa, cada vez que podía por cualquier excusa me besaba, hasta que ya ante mi, Sara dijo lo que yo sabia por mi esposa, y que no tenia dudas ya de lo putero de su marido que de seguir asin las cosas, lo iba a abandonar, mi esposa, muy zorra, le dijo solo por que tu quieres estas asin, y ya lo que hizo fue besarme, apasionadamente muy descarada, y me deje llevar, pensando, que lo que dios quisiera, pero sin atacar a mi esposa allí sentado en el sofá comiéndole la boca y sintiendo que mi esposa, ya me tocaba descaradamente, hasta que con su cabeza pegada a la mia sentí como me bajaba la bragueta, y sacaba mi polla, con su mano, teniéndola asin.
Por mi parte solo sentía la lengua de Maria, mi mano en su espalda, y la mano de ella, con mi polla, sin moverla pensaba como si se la estuviera ofreciendo, pues yo en ese momento ni era ni un tipo dominante, ni nada de eso, era un pelele en las manos de mi esposa, y ella se apartó de mi boca, y yo estaba totalmente entregado como digo, a la vez que callado, solo sintiendo, su mano, ahora, desabrocho mi cinturón, y pantalón, Sara, estaba sentada en un sillón, mirando, sin decir nada, cuando mi esposa consiguió con esfuerzo bajarme hasta medio muslo pantalón y slip todo junto, ahora su mano se coloco en mi pecho aun con una camisa y camiseta interior, la otra seguía cogiendo mi rabo, durísimo, y ella sentada de lado en el sofá, mis ojos, ahora estaban cerrados, y escuche a mi esposa, sabia que aquello me ponía lo había hecho otras veces, desde que lo descubrió, esa fase, para ella y sobretodo para mi era la mas excitante, y como digo con mi pollon en su mano, le dijo a Sara, podemos compartir a mi macho, ese era la palabra que siempre, dice, hay para satisfacernos, las dos, con creces, si tu quieres, ahora su mano paso a la parte inferior de mi polla ya su vez cogio los huevos, exponiendo, toda mi verga para que ella la viera bien, y le dijo ven, si hago lo que quiera con el y tu si quieres también lo haras, mis ojos seguían cerrados, y escape un gemido, de placer, escuche el ruido al levantarse Sara entrabri los ojos, y la vi acercarse, la copa aun en la mano, venia seria como hipnotizada, se sento al otro lado, y primero la acaricio, después la agarro fuerte mientras mi esposa la acariciaba y yo solo gemia en las manos, de ellas.
Maria se levantó y termino de sacarme los pantalones, Sara por su parte ya no soltaba mi verga, el aire acondicionado estaba puesto y para mi había demasiada calor ya, finalmente terminaron de desnudarme, y mi esposa me levanto, ven aquí me dijo vamos a jugar contigo un buen rato, como nos ponía, eso a los dos, me tumbo en la amplia alfombra, y comenzaron a comerme la polla las dos, alternándose y terminando de desnudarse las dos, yo tengo la vasectomía, y no había ningún tipo de peligro, de embarazo, mientras mi mujer me comia la polla Sara termino de desnudarse de rodillas,y tenia un cuerpazo como mi esposa, pensé que vaya gilipollas ese Abel, en vez de hablar, con esa mujer, y vivir otras sensaciones con ella, pero eso me beneficiaba.
Tras desnudarse, mi esposa abandono mi polla, y la cogio colocándola encima de mi polla, y…… me encontré con u coño estrecho a pesar de su humedad, donde ella comenzó a dar grititos mientras mi esposa con mi polla en su mano se la iba metiendo, los tres como estábamos en esos momentos no nos hubiera parado nadie, no pude metérsela de un golpe a Sara, se la fue encajando despacio poco a poco hasta que finalmente termino sentada encima mia, gimoteando, y suspirando sin moverse, mi esposa se coloco entonces a su lado, y su mano paso de mi pecho al suyo, al de Sara, mientras le decía, te gusta, ella solo asentia, con la cabeza, yo no me movia en absoluto quería por un lado aguantar el máximo, y por otro me gustaba aquel juego era como obedecer a mi esposa, ser el instrumento de ella y esos momentos Sara, Maria por su parte, estaba disfrutando como me decía siempre en esos momentos, viéndola montada en mi polla, y mas a Sara, allí gimoteando mientras le hablaba, ya tienes una buena polla en tu coñito, le decía, mientras sus manos recorrían su vientre y sus pechos,
Ella seguía sin moverse solo temblando y gimoteando, sus dos manos en mi pecho, cuando una de ellas paso al pecho de mi esposa, y esta suavemente se acerco, la cabeza, cada vez mas y mas, y mire, mi esposa había tocado a varias mujeres si incluso le había comido el coño dos a ella pero nunca había besado a otra mujer ni comido su coño, hasta ese momento, y se besaron, suavemente, primero sin lengua, para terminar en un beso apasionado y ya si Sara moviéndose en mi polla, y mi mano bajo de sus nalgas a mi polla y su coño estaba toda encharcada, segui sin moverme, pues me correría rápidamente, cuando sentí como temblaba ella de gusto, cabalgando en mi polla abrazada una mano a mi mujer y besándose, hasta que se tuvo que separar de los gritos que daba mi esposa la asfixiaba sentí como se corria, y mi esposa entonces se inclino totalmente me beso, y me dijo oyéndolo ella, casi terminando de correrse, llenala de tu leche cariño, yo estaba moviéndome ya para darle mas placer al sentir que se corria y entonces, comencé a moverme mas y mas, gime y gime y termine entre gritos de gusto descargando mi polla en ella, quedamos asin los tres en un manojo de cuerpos, mezclados, hasta separarnos yo quede en la alfombra por unos minutos mientras mi esposa se sentaba de nuevo en el sofá, esta vez ella no lo esperaba ni lo pidió, pero tras quitarse de mi Sara, de ahí paso de rodillas a las piernas de mi esposa, se las separo y hundio su boca, pronto mi esposa comenzó a gemir, yo me puse de rodillas junto a Sara acaricie su cabeza, y al poco ella saco, su boca, y me beso, la bese, pero rápidamente ella volvió al coño de mi esposa, Maria estaba muy caliente, ya casi a punto, entonces releve a Sara, y le comi el coño a mi esposa, pero pronto sara me quito de allí y siguió ella, y mi mujer exploto, de gusto, ya satisfecho los tres fuimos y nos duchamos, volviendo de nuevo al salón.
Pronto, tuve a las dos atacando mi verga, y esta lista de nuevo, esta vez alterne a las dos e ella saboree con mi boca el coño de las dos y las escuche, mas de una vez correrse a las dos, cuando decidi coger las riendas, puse a Sara a 4 patas y la folle, mientras mi esposa a mi lado miraba como su coño lo tenia bien lleno de mi polla saliendo y entrándole entre gritos de ella, hasta que coloque a mi esposa también a 4 patas junto a ella, y fui alternando mi polla de coño a coño, terminando en el coño de mi esposa con una gran corrida.
Mi esposa no pensaba soltar a su presa esa noche, y a pesar de decir Sara de estar cansada, la convencio para que durmiera en nuestra casa, allí la metimos en nuestra cama, ni mi esposa ni yo queríamos, estar en casa de ella y menos en su dormitorio, los tres en nuestra amplia cama, nos metimos, y finalmente me las folle lentamente a las dos, mientras ellas se comían a besos.
Hemos hecho de Sara nuestra amante, sin que sospeche ni lo mas minimo Abel, de que su esposa, es un volcán en realidad en la cama, junto a nosotros,
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