Herencias y maldiciones 17
La parte de Valentina .
Narra Valentina
Terminaban mis vacaciones, volvía al colegio, Nubia no me prestaba ya atención y pues la verdad no me inquietaba, entendí que entre Nubia y yo no iba a haber más que una amistad, así que seguí con mi vida, en el colegio andaba bien en mis estudios y evaluaciones y mi mami trabajaba para darme todo lo que necesito, pero había algo que sentía, y era que no podía dejar de sentir esas ganas de sexo, eso que Nubia despertó en mi a mis 9 años, no puedo dejar de sentirlo y pues es algo que quiero, pero si no lo tiene Nubia lo buscaré en otro lado. Llegaba de mi escuela a la casa, hacía mis tareas y al terminar, como mami no llegaba, yo salía a la calle, es un vecindario muy tranquilo así que salía con un bicicletero rosado, una blusita ombliguera y me hacía coletas, y así salía por el vecindario y contoneaba mi colita y ponía una mirada inocente para ver quién me iría a hablar. Hombres no pararon de mirarme ni morbosearme pero quería una mujer como Nubia, así que seguí en mi intención hasta que una vecina, de nombre Andrea, mujer alta, morena, gran cuerpo senos grandes y buen trasero, puse en acción mis encantos cuando ella me habló: – hola pero que hermosa nena dónde vives y porqué tan solita? – Vivo a unas casas de aquí y pues salí a dar un paseo mi mami no llega de trabajo – ahh pero debes saber que no debes estar solita a veces es peligroso por acá por cierto como te llamas? – Valentina. – Valentina que lindo nombre, me llamo Andrea y cuántos años tienes? – Tengo 9 Andrea y tú? – Yo tengo 36, pero eres una niña encantadora. – Gracias. – Si quieres te acompaño hasta tu casa. – bueno gracias.
Mientras caminábamos me contó que trabaja en una oficina de telemercadeo y que tiene tiempo flexible de trabajo así que trabaja cuando quiera. Yo estaba contenta y al llegar a mi casa me dijo – Mañana tengo libre en la tarde, si quieres puedes ir a mi casa. – claro, me parece bien no tengo tarea.
Al día siguiente, al llegar a mi casa tomo el almuerzo, descanso y me dirijo a la casa de Andrea, me voy con un vestido verde, unas sandalias, mi cabello en coletas, lo más inocente que pueda, golpeó la puerta, al abrir ella, sale en una bata roja, a medio cerrar mostrándome un gran escote. – Hola Andrea. – Hola Valentina, sigue estás en casa.
Luego de entrar y cerrar la puerta con llave, ella dejó caer su vestido y lo que ví fue increíble, tenía unos senos grandes pitonada y hermosa, ví en la parte de abajo una pelamenta, yo quedé prendada, Andrea se me acercó y me empezó a acariciar mi cuerpo, me dejé llevar y me desnudó, esta vez fue más fuerte ella me amarró mis brazos, me acostó a mi cama, abrió mis piernas, mojó su dedo y lo metió de una en mi vaginita, me dolía en un principio pero sabía que quería esto y aguanté, Andrea empezó a mover su dedo dentro de mí, primero suave y después con una velocidad y violencia que ya mi vagina parecía quemarse, yo solo gemia y ella me decía – esto era lo que querías cierto puta. – Si claro que sí quiero ahhh ahhh.
Yo me sentía en otro mundo con esa salvaje masturbada que me estaba dando esa mujer grande y fuerte, cuando de un momento a otro no pude más y llegué a mi orgasmo. Ella no perdió su tiempo y jaló mis coletas y me hizo arrodillar, al acercar su selva abrí mi lengua y fui empezando a lamer, tenía un sabor raro y diferente a la de Nubia pero lo disfrutaba, ella me tenía sodomizada metiendo mi cabeza en su vagina, sus vellos metiéndose en mi boca era algo excitante, luego me puso su culo, era negro y velludo, pero lo lamí y sabía delicioso, no hacía sino lamer su ano, Andrea gemía de pie y yo humillada comiéndome su ano, luego me liberó mis brazos y me acostó a la cama, subió encima mío y puso su vagina en mi cara, procedí a chuparla con vellos y todo, Andrea gemía y pegaba mucho más mi cabeza hasta que sentí que un líquido pasaba mi garganta, me apretó más la cabeza, se contraía y tuvo su orgasmo, me lo bebí todo y seguí pasando mi lengua por su vagina, cuando ella se levantó me dijo arréglate mira como estás, al mirarme estaba mi cara sudada, con restos de líquido vaginal en mis labios y mi nariz, y un vello en mi lengua, me sentía bien, me vestí y me fui a mi casa. Seguí en aventura con Andrea quien también trajo a otra persona y tuvimos un trío y ya en diciembre volví a ver a Nubia pero esas son otras historias….
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