Experimentando en el viaje de graduación.
Esto ocurrió durante el viaje de graduación de un grupo de chicos de secundaria, tres de ellos, Gian, Luis y Héctor y su profesor, Juan, no se imaginaban lo que vivirían durante aquel viaje, una experiencia que sin duda recordarían por el resto de sus vidas. .
La siguiente es una historia de ficción basada en personajes reales.
Esto ocurrió durante el viaje de graduación de un grupo de chicos de secundaria, tres de ellos, Gian, Luis y Héctor y su profesor, Juan, no se imaginaban lo que vivirían durante aquel viaje, una experiencia que sin duda recordarían por el resto de sus vidas.
Habían terminado las clases y nuestros tres chicos se graduaron de la secundaria, los tres de 14 años con diferencia de edad solo por meses, delgados, Gian el mas alto, y Luis y Héctor casi de la misma estatura, buen cuerpo, nalgas paraditas y vientres planos y ligeramente marcados. Tres jóvenes desenfadados, con buena actitud y un poco alocados, habían sido amigos durante los tres años que estuvieron juntos en la secundaria.
Para celebrar, la escuela donde estudiaron organizo un viaje a la playa, por lo que no solamente fueron nuestros protagonistas quienes asistieron, fue toda la generación, pero nos enfocamos solo en los tres pícaros jóvenes. Al viaje asistieron también algunos profesores con el objetivo de cuidar de los jóvenes, entre ello estaba el profesor Juan, quien imparte la asignatura de inglés. De 32 años, soltero, de buen humor, 1.78 de estatura, delgado, complexión media, nalgas paraditas y al igual que sus tres estudiantes ligeramente marcado y muy cercano a sus estudiantes.
El profesor Juan, lleva una buena relación con todos los alumnos, pero especialmente con aquellos tres chicos con quienes solía platicar entre clases y bromear, fue su profesor de inglés durante los tres años de secundaria.
El viaje tuvo una duración de tres días, el primero y el segundo pasaron con normalidad, los jóvenes se la pasaron muy bien en la playa y en actividades propias de destinos veraniegos. Pero en la noche del tercer día, ocurrió algo muy interesante entre Gian, Luis, Héctor y el profesor Juan. Ninguno de ellos había tenido antes algún pensamiento o interés por el sexo con su mismo género, de hecho, tanto los chicos como el profesor habían tenido varias novias y habían también disfrutado de los placeres carnales con mujeres.
Después de un día muy movido lleno de actividades en la playa y de haber asistido a una discoteca todos los jóvenes regresaron al hotel cerca de la 1 de la madrugada. Los tres chicos ocupaban la misma habitación y el profe Juan, estaba en otra. Al llegar al hotel, Gian, había metido al cuarto una botella de whisky para finalizar las celebraciones al lado de sus amigos Luis y Héctor. Los jóvenes se encontraban platicando y tomando algunos tragos, cuando Luis, pensó en invitar al profe Juan a su habitación para que celebrara con ellos, los otros dos chicos pensaron que era una buena idea, así que, Luis le mandó un mensaje por WhatsApp al profe Juan invitándolo a subir a su habitación. Al recibir el mensaje el profe acepto la invitación, después de todo siempre se había llevado bien con los tres jóvenes y ya no los volvería a ver. A los pocos minutos el profe toco la puerta de la habitación de los chicos, Héctor, abrió y le dio la bienvenida a su profesor favorito.
El profe Juan entro en la habitación que tenia dos camas un sofá y una pequeña terraza con vista al mar donde había una mesita con tres sillas y estaba en el ultimo piso del hotel, el 18.
A los pocos minutos el profe ya estaba en la terraza tomando algunos tragos con quienes fueron sus alumnos favoritos de esa generación, charlaban y bromeaban recordando anécdotas de los tres años de secundaria de los jóvenes. Pasaba el tiempo y había muy buen ambiente en aquella habitación. Por supuesto, el profe Juan no debía estar en la habitación tomando alcohol con los tres jóvenes, por lo que seria un secreto entre ellos. Cerca de las 2 y media de la mañana la botella de whisky se terminó, pero los cuatro hombres en la habitación estaban enfiestados y querían seguir pasando un buen momento, así que el profe Juan le dio dinero a Luis para que fuera por otra botella a la tienda de autoservicio 24 horas que estaba cruzando la calle del hotel. Luis fue y regreso pronto con la botella, y los cuatro continuaron bebiendo y festejando. Irremediablemente el alcohol comenzaba a surtir efecto, por lo que ya desinhibidos, los chicos y el profesor comenzaron a platicar sobre las maestras y las alumnas de la escuela, hablaban de ellas con morbo, comentando quienes eran las mas ricas, las mas bonitas, las mas zorritas, etc. Sin pena alguna los chicos comenzaron a hablar sobre sus fantasías sexuales con sus compañeras de generación y son sus profesoras. El profe Juan, también contaba las cosas que se imaginaba sobre sus alumnas, lo mucho que lo calentaba verlas con sus uniformes, como varias veces había podido ver por debajo de la falda de su uniforme los pantis de varias de ellas, en fin, la cosa se empezaba a calentar.
“Que chichotas tiene la profesora Viviana”, dijo Gian, “como me gustaría pajearmela con ellas y bañárselas de leche”, “pero que tal el culote de la profesora Elena” respondió Luis, “tremendas nalgotas, para ponerla como perra y reventarle ese culote”, “pues no están nada mal, pero a mi la que me encanta es la profesora Paty”, dijo Hector, “Esa vieja como me calentaba en sus clases, ni le ponía atención, nada mas me la pasaba imaginándome cogérmela como puta, esta riquísima, siempre se me paraba al verla”. “Pues no eran nada discretos jóvenes jeje, las profesoras bien que se daban cuenta de sus intenciones, una vez la profesora Viviana me comento que se siente un poco incomoda porque se da cuenta como los alumnos le ven con morbo sus chichotas jeje”, comento el profe Juan.
En fin, entre risas y bromas continuaba la velada. Por el clima caluroso de la playa y aunque la habitación estaba ventilada y había aire acondicionado los cuatro hombres usaban shorts y playeras frescas y sandalias. Entonces, Gian, propuso algo, “hace demasiado calor, ni con el aire acondicionado se me quita, deberías encuerarnos”, desinhibidos por el alcohol y el momento, Luis, Héctor y el profe Juan estuvieron de acuerdo. “pues somos hombres no, no tiene nada de malo, yo si le entro”, dijo Luis. El profe y Héctor sonriendo aceptaron, y así los cuatro procedieron a despojarse de la ropa que usaban. La ropa quedo tirada en el suelo de la habitación y allí estaban los cuatro hombres completamente desnudos.
Algo llamo la atención del profe, y es que sus tres alumnos tenían una tremenda erección y fue inevitable que lo notara. “Caray jóvenes, se ve que se calentaron pensando en sus profesoras y compañeras jeje”. Los chicos se rieron del comentario, “pues que quiere mi profe, es que están riquísimas”, dijo Luis. La verga del profe estaba tranquila, pues a pesar de haberse calentado también, siendo mayor, no tenia las hormonas a tope como sus jóvenes alumnos.
Sentados el profesor en una cama y los tres jóvenes juntos en la cama de enfrente siguieron tomando algunos tragos más y platicando de cosas cachondas. “Ya ando bien caliente”, dijo Gian y en forma de broma llevo su mano derecha a su verga parada y comenzó a pajearse lentamente, lo hizo como broma, sin pensar que aquello provocarían una reacción de secundarlo en sus amigos Luis y Héctor. “pues yo también estoy bien caliente”, dijo Luis y comenzó a pajearse también, al verlos, Héctor, dijo “Pues a la tierra que fueres…”, y su mano comenzó a pajear su verga dura. En ese momento algo comenzó a recorrer el cuerpo de los cuatro hombres en la habitación, la lujuria comenzaba a apoderarse de ellos, los tres jóvenes se miraban mutuamente y sonreían mientras se pajeaban, el profe también comenzó a sentirse lujurioso y no entendía porque comenzaba a excitarlo ver a sus tres alumnos sentados juntos frente a el en la cama pajeandose, comenzaba a excitarse al grado que su verga comenzó a ponerse dura, cosa que Gian noto. “Hey profe, ya se le esta parando también, porque no nos acompaña”, “Jeje, que me andas mirando Gian”, “pues esta enfrente de mi no lo puedo evitar jeje”.
“Ándele profe, únase a la paja”, dijo Héctor. Excitado y lujurioso el profe simplemente sonrió y actos seguido comenzó a sobar su polla que ya estaba dura al igual que las de sus alumnos. Por un momento hubo silencio, nadie decía nada, solamente se miraban entre si y se miraban sus vergas con cierta lujuria y morbo. Los cuatro se sentían excitados. Poco a poco comenzaron a pajearse con más fuerza y más lujuria, las manos de los chicos y el profe sacudan con fuerza sus troncos, gemían y jadeaban, después de varios minutos y dando un tremendo gemido de placer, Gian fue el primero en correrse expulsando un gran chorro de leche que broto de su verga con fuerza, derramándose en el piso y sobre su mano, pero no dejaba de pajearse seguía jalando con fuerza de arriba abajo su verga, Héctor fue el siguiente, seguido por Luis y al último el profe, uno a uno fueron derramando leche en el piso del cuarto y sobre sus propias manos, los cuatro jadeaban y se sentían intoxicados por la lujuria y el morbo, haberse masturbado en grupo les había resultado extremadamente placentero y excitante, se miraban sonriendo.
Al igual que Gian, Luis, Héctor y el profe no dejaron de pajearse aun después de haber eyaculado tremenda cantidad de leche, seguían excitados y ganosos, llenos de lujuria y morbo. La excitación del momento no los hizo perder la erección, por el contrario, mantenía sus vergas bien duras y paradas. De pronto todos comenzaron a mirarse las vergas con lujuria y con ganas de más.
“Que rico”, exclamo Gian, “Nunca me había pajeado delante de alguien más, pero estuvo delicioso”. “Si, y que buenas vergotas nos cargamos todos jeje”, dijo Luis. “Siguen bien paradas”, dijo el profe. “Pues hay que hacer otra ronda” comento Héctor. Así que los cuatro continuaron jalándose sus vergas, el semen que se derramo en sus manos comenzaba a hacerse espumoso por la fricción del movimiento de la mano y la carne de las vergas. Un poco alcoholizados y lujuriosos, los hombres comenzaban a sentir unas terribles ganas de algo mas y fue Gian quien lo propuso.
“Oigan, les confieso, algo, yo tengo un primo que me ha contado que el si se ha masturbado con otros hombres y dice que juegan espadazos y frotan sus vergas y dice que es bien rico, como ven, lo intentamos”, Motivados por el éxtasis del momento, todos estuvieron de acuerdo, así que se pusieron de pie en medio de las dos camas, e hicieron un círculo, muy juntitos el uno del otro, comenzaron a jugar espadazos con sus vergas, la sensación de frotar sus vergas entre si les resultó increíblemente placentera y no hacia mas que incrementar su lujuria y morbo. Se miraban sonriendo mutuamente y jadeaban con placer. “Ah, que rico”, dijo Luis. De pronto, después de algunos minutos, controlado por la lujuria y sin poder detenerse y sin decir nada, el profe comenzó a tocar las vergas de sus alumnos, quienes recibieron aquello con placer, lejos de molestarse o asustarse, sintieron una deliciosa sensación al tener la mano de otro hombre en sus vergas. Al ver aquello, los jóvenes comenzaron también a tocar las vergas de los otros, a jalarlas y acariciarlas con lujuria.
A partir de ese momento, todo comenzó a fluir con naturalidad, llenos de lujuria los cuatro hombres solo se dejaron llevar por el momento, y disfrutaban de aquello, sabían que las cosas no pararían allí, y justamente eso es lo que deseaban, deseaban más. Entre jadeos y miradas de lujuria la paja mutua entre el profe y sus alumnos continuaba, hasta que nuevamente el profe, en un impulso incontrolable y sin previo aviso, no pudo contenerse y se arrodillo frente a los tres chicos y sin decir más comenzó a besar y lamer sus duras vergas. Gian, Luis y Héctor miraban con lujuria y placer a su profesor favorito arrodillado frente a ellos, disfrutando de sus vergas. Poco a poco el profe fue tomando confianza y paso de los besos y las lamidas a meterse a su boca las vergas de sus alumnos, comenzó a chuparlas con lujuria haciendo que los tres chicos gimieran y jadean con gran placer. Chupaba una y otra y otra, alternaba entre las tres vergas como si fuera un delicios y suculento bufet. Por momento levantaba la cabeza y miraba a sus alumnos disfrutando de como les chupaba las vergas.
El profe sabía que los jóvenes no se negarían a hacer lo mismo, así que después de varios minutos se levanto y se sentó en la orilla de la cama, puso su mano sobre su verga dura y la agito un poco, mirando a sus alumnos les dijo, “bueno jóvenes, porque no vienen a devolverme el favor”. De inmediato los Gian, Luis y Héctor se arrodillaron ante su profesor, Gian, al centro, Luis a su derecha y Héctor a su izquierda. Sin pensarlo más comenzaron a devorar la tremenda verga dura del profe, al mismo tiempo la besaban, la lamían y la chupaban, también besaban y lamían sus huevos. El profe jadeaba y tomaba a sus alumnos por la cabeza haciendo que le chuparan bien la verga. Los tres chicos gemían, mientras se seguía jalando sus vergas incoadas al tiempo que chupaban la de su profesor. Después de varios minutos, el profesor se levanto ligeramente de la cama solo para acostarse y acomodarse sobre esta, era una cama matrimonial de buen tamaño.
“Vengan vamos a corrernos juntos, quiero sentir su leche sobre mi verga”, dijo el profe. Gian, Luis y Héctor, se subieron a la cama y se arrodillaron a la altura de la verga del profe y comenzaron a jalarse con potencia sus vergas, el profe también se jalaba la suya excitado mirando a sus alumnos jalándose sus tremendas vergas duras. Uno a uno, entre gemidos y jadeos de lujuria y placer, los tres chicos fueron derramando sus chorros de leche sobre la verga del profe, una gran cantidad de semen, cremoso y tibio bañaba la dura verga del profe, su mano y su entrepierna, la leche le escurría por los huevos. Finalmente, el profe Juan también exploto, y derramos su leche con un chorro potente que le llego hasta el pecho.
En éxtasis los chicos fueron cayendo sobre la cama y poco a poco ahora si sus vergas comenzaban a tranquilizarse. Después de unos minutos, el profe entro en cuenta que faltaba poco para el amanecer y que tenia que irse a su habitación para que los demás alumnos y profesores no notaran que estuvo con sus tres alumnos favoritos en el cuarto. Así que se levantó de la cama y se puso su ropa, miro a sus alumnos acostados y sonriendo dijo, “Vaya despedida que nos dimos jóvenes, estuvo muy rico, y recuerden lo que paso aquí, aquí se queda”
“Por su puesto profe”, dijo Gian.
El profe su fue a su habitación y los tres chicos se quedaron acostados hasta quedarse dormidos. Y así, en ese viaje de graduación, Gian, Luis, Héctor y el profe Juan, tuvieron una deliciosa experiencia entre hombres.
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