Sofía Ardiente Volcancito, Cap. 3.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Un fin de semana llegó don José de trabajar como de costumbre, y vio a Sofía que estaba en su pequeña recamara semi-dormida, así lo aprecio él en ese momento, pero una de sus manitas estaba entretenida entre el bikini y la piel de esa doncellita, y la dejo hacer, él con mucho sigilo y cuidado fue por una silla sin hacer el más mínimo ruido y se sentó cómodamente a observar, desde el umbral de la puerta que estaba abierta, como la pequeña Sofía se daba a masturbarse de una manera muy delicada, pasando sus deditos por toda su rayita, a veces encima de la panty y otras entre la piel y esta, de lejos don José observaba esos movimientos que lo tenían al borde de la desesperación, pero el a su buen juicio se embelesaba de ver ese cuadro erótico que ella le proporcionaba sin darse cuenta, y observó de lejos como una leve machita en el puente de la panty, se iba agrandando a cada instante hasta tomar una humedad enorme, don José saco su miembro y se comenzó a dar una buena masturbada la cual no duró mucho, ya que se vació casi al instante por lo que veía y escuchaba de esos gemiditos entrecortados que anunciaba Sofía, en sus orgasmitos intensos, una vez terminada esa acción su manita fue directo a la nariz y boca de ella, quien aspiraba su propio aromita y a la vez saboreaba sus fluidos que impregnados en su mano lengüeteaba eróticamente, hasta que levantó su cabeza y vio a don José sentado en ese umbral de la puerta de su recamara.
S.
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¡¡¡Don José!!!, ¿qué hace allí?, ya me cacho haciéndome mis “cositas privadas”.
J.
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Que bárbara Sofía, ¡qué hermosa te ves haciéndote esa cositas!
S.
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Ay don José, me da pena que me haya visto así, no lo escuché llegar, ¿a poco vio todo?
J.
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Claro que vi todo mi amor, ¡qué bonito haces ese cuerpito cuando te estás tocando!
S.
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Ay don José qué pena que me haya cachado así, pero es que tenía ganitas de tocarme un poquito, ¡pero lo hice pensando en esa cosota que le cuelga a usted!
J.
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¿A, poco te gusta mucho mi pequeño pene?
S.
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¿A pa´ pequeño? sí parece un culebrón de grande y grueso.
J.
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Bueno ya deja de morbosear con mi pene, ¿haber deja verte cómo estás de mojadita?
S.
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Ay don José, haber acérquese ¡mire como estoy!, empapadita de mi puchita, ¿cómo va a estar?
J.
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Uy que rica se ve toda mojadita, haber déjame probar los juguitos, mmmm, que ricos.
S.
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Ya don José, no vaya a venir su sobrina, que no se ha ido aún a su maestría, fue a comprar a la papelería, no dilata en regresar.
J.
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Ah, no me dijiste nada, de que no se había ido, pero ven, vamos a mí recamara, y nos encerramos, mientras llega y nos hacemos “cositas”, ¡vente!
S.
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Ah, bueno pero tantito nada más no nos vaya a sorprender haciéndonos “esas cositas”.
Ya una vez dentro de la recamara de don José, inmediatamente la tiro en la cama, le despojó de ese bikini mojadito y le dio lengua un buen rato hasta dejar seco ese caudaloso elixir que manaba jugos vaginales de niña, los cuales absorbió golosamente, para después subirse en ella y tratar de penetrar a la chiquilla que se dejaba hacer todo, cuando en eso, tocan a la puerta de la recamara de don José, era la sobrina que había regresado de sus compras, salió don José de su recamara, dejando a Sofía desnudita y quieta sin hacer ruido, diciéndole que no saliera para nada, mientras hablaba con su sobrina, la cual preguntó por Sofía y velozmente don José le indicó que la había mandado a traer unas pastillas a la farmacia, en eso se despidió la sobrina ya que pasaban por ella, para irse a su maestría, y una vez que se marchó, regresó don José a buscar su golosina preferida, a su Sofía quien lo esperaba tapada hasta la cabeza en su cama.
J.
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Ya estoy amor, ya se fue tenemos toda la noche, para estar “jugando”, je je je.
S.
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Bueno, pero no me haga feo, eh, sólo tantito, ándele súbase a la camita, ahh, ¡qué grandote lo tiene ahora!, uff.
J.
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Sí está así, ¡porque quiere entrar en su nidito este pajarito!, y ese nidito lo tienes aquí en medio de tus piernitas, mmm
S.
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Ahh, don José despacito, despacitooo, ahh, me hace daño, ahh, ya con eso, ayyy, duele, ayyy, quédese quieto, ayyy, duelee, ayyyy, ayyyyyyyy, pero me gusta, ayyy, ayyyy, ayyyyy
J.
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Mi amor ya tenemos tiempo de estarlo haciendo y no se te acostumbra esa cosita, a tragar mí carne, ¡pero así me gusta que esté chiquita y apretada!, así no me voy hasta al fondo de ti, ahhh, que rica estas, ahhhh, ahhhhh, no te muevas, ahhh, estate quieta, ahhh
S.
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Ayyy, ya hasta ahí, ya no más, ayyy, que grueso está hoy don José, aummmm, aummmm, duele.
J.
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Ahhh, acabo, acabooo, ahhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhh, tomatelossssssssss, ahhhhhhhhh
S.
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Ayyy, están calientes, ayyy, porque se le esponja más cuando se acaba dentro de mii, ayyy,
Se le siente que cabecea en mi chiquita, ayyy, ¡don José yo también me hice!, ahh, ahhhhh, ¡siento que hasta me orine!
Después de haber culminado ese encuentro se dieron dos más esa noche, los cuales don José tomaba las precauciones necesarias, para no lesionar a Sofía, quien ya comenzaba a sentir los estragos de la actividad sexual, pero le gustaba, ya que acababa en orgasmitos seguidos que dejaban satisfecho a don José, quien la adoraba por ser como era, una chiquilla muy dócil, tierna y de virtudes que descubrió en ella, a la que le daba lo mejor, para que estudiara y se sintiera bien a su lado.
S.
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¿Don José, quiero pedirle algo?
J.
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–
¿Dime amor, que quieres?
S.
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Pues es que estuve en el Facebook y encontré a Sandra, y me comentó que se va a venir aquí a la ciudad a estudiar, y que sí le puedo dar alojo, mientras consigue una posada de pupilas.
J.
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A, pues deja pensar mi amor, ya ves que ya no hay recamara disponible, pero deja ver qué puedo hacer, para satisfacer tus deseos.
S.
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Sí, gracias por complacerme, en un mes estará aquí y nos encontraremos otra vez, gracias “papi”.
J.
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¿Cómo dijiste, papi?, sí nunca me dices así, y nunca te lo he pedido.
S.
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Ay perdón don José, se me salió, como así le dice Aleida, pues también puedo yo, ¿no cree?
J.
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Está bien, me gustó que hayas tomado la iniciativa de decirme así, ven mi amor, vamos a “jugar” otro ratito, ¿o no quieres ya?
S.
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–
Bueno si, un poquito, ya es tarde, ahh, ¡ya me está empezando a tocarme!, ahhh, me pones la piel chinita papi, ahhh, que rico es esas caricias, ahhh, ahhhh, sigue papi, sigue, ahhhhh
J.
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Ven súbete encima de mí, ahora tú me lo vas a hacer, vente arriba de mí, ahh, que culito tan bonito y esas nalguitas chiquitas, pero puntuditas, ahh, me gustan mucho, ahhhh.
S.
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Ay, papi, tú acomódamelo en mi cosita, ahhh, que rico me lo pasas, ahhh, ahí está, ya me lo acomodaste en el huequito ahhh, ahhhhhh, que rico, ahhh, ayyyy, ayyyyy, ayyyyyyyyy
J.
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Ya amor ya lo alojé bien en la puchita, ese pedacito que te comes, ahhh, ahhh, ahhhhhhh
S.
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No me vayas a soltar papi, sino me mato yo solita con tu animalote, ayyy, ayyy, no me sueltes papi, ayyy, ayyyy, que duro lo siento ayyy, grueso, ayyy, y grandote, ayyy, ayyy, ayyyyyy
J.
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Haber yo te sostengo, ahora tu mueve tus caderitas de adelante para atrás, ahhh, ahhhh, eso es, ahhh, así, asii, ahhh, ahora en círculos, eso eso, ahhh, ahhh, ahhhh, ya ves que tú puedes solita, ahhh, ahhhhh, me vas a ordeñar, ahhh, me vengoooo, ahhhhhhhhh, ahhhh
Yo creo que por el morbo de ver a esa doncellita estar encima de su pene, medio tragándoselo, que no aguanto ni tres minutos en volcarse dentro de esa pequeñez inundándole por tercera ocasión esa noche, mientras Sofía lograba un par de orgasmitos muy delicados y dulces que cubrieron previo a la eyaculación el tronco de ese hombre, que satisfecho por su hazaña, se regodeaba de tener a una pequeña ninfa a su disposición, para esos fines de semana morbosamente calientes y en la intimidad de su casa.
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C O N T I N U A R Á.
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