Demasiada hembra para un solo hombre: Capítulo 2 » Exhibiciones en el transporte público»
Luego de que mi esposa se negara a cumplir mi mayor, accede a exhibirse en el transporte publico y algo mas….
Demasiada hembra para un solo hombre
Capítulo 2
Exhibiciones en el transporte publico
Antes de conocerme Sol era bastante promiscua, al grado de haber participado en tríos. Sol estaba obsesionada con el sexo, quería hacerlo a todas horas y en cualquier sitio, lo cual por mi estaba perfecto, pero sabía que una mujer tan caliente tarde o temprano me terminaría siendo infiel a mis espaldas.
Desde que éramos novios le encantaba andar parando vergas por la calle, vistiendo ropa de lo más provocativa, solo que ahora que ya estábamos casados, pensaba que acostarse con otro traería problemas a nuestro matrimonio.
Sabía que, si trataba de obligarla, ella al final se cerraría del todo a mi fantasía, así que en su lugar pensé en ir convenciéndola poco a poco, haciendo que su deseo y excitación crecieran a tal punto que ella misma fuera quien decidiera entregarse a otro hombre.
Tenía que hacer hervir de excitación a Sol, para que accediera a hacerme cornudo, así que le propuse que intentáramos algunos juegos de exhibición, como cuando éramos novios, a lo cual accedió con mucho gusto, ya que le encanta ser el centro de atención de los hombres.
Cuando éramos novios lo que más le gustaba a Sol era ponerse un vestido súper cortito cuando salíamos y subirnos a la combi, así cuando se sentaba el vestido se le subía y se iba todo el camino enseñándole las piernas a los pasajeros, cuando la combi iba algo vacía Sol era incluso un poco más provocativa, cruzando las piernas para que el vestido se le subiera aún más o descuidadamente abría un poco las piernas para que le pudieran ver el calzoncito.Recordando esos viejos tiempos le propuse a Sol que reviviéramos nuestras cachondas aventuras en el transporte público, lo cual acepto súper emocionada.
No recuerdo el día, pero fue entre semana, como a las 12, nos subimos a una combi, como si fuéramos dos desconocidos, ella se sentó justo atrás del chofer y yo me fui al asiento de atrás de la unidad (en el asiento venían otros dos señores). Ese día la combi no iba tan vacía, más bien estaba medio llena, Sol llevaba un vestido gris tejido con estambre, de manga larga y cuello de tortuga, pero que en la parte de abajo apenas y le llegaba a media pierna.
¡Cuando Sol se sentó, el vestido se le subió casi por completo, dejando sus piernas prácticamente desnudas! Convirtiéndose de inmediato en el centro de atención, a tal punto que uno de los tipos que estaba a mi lado y que se venía durmiendo, hasta se despertó cuando la vio.
No falto para que empezaran a pedirle que pasara los pasajes, cosa que ella aprovechaba para girarse un poco y distraídamente separar las piernas para enseñar un poco la tanga, cosa que yo no podía ver bien, ya que estaba sentado hasta la orilla, pero me imaginaba lo que estaba pasando porque los dos señores en mi asiento ni parpadeaban.
Poco a poco la combi empezó a vaciarse, hasta que solo quedaron los dos tipos que venían a mi lado y una señora sentada en la puerta, Sol al ver oportunidad de exhibirse un poco más se hizo la dormida recargándose contra el vidrio y abriendo las piernas “descuidadamente” enseñando la tanguita de forma descarada, lo cual provoco que uno de los tipos sacara el celular y de una forma muy poco disimulada empezara a tomarle fotos.
Como ya estábamos cerca de la base, no duro mucho este episodio, ya que todos nos bajamos de la combi. Al bajar, no le comenté que le habían tomado fotos para no espantarla ya que seguramente no querría volver a hacerlo de nuevo.
Para mi sorpresa lo primero que dijo Sol cuando llegamos a la casa fue
-Mmmm ya me imagino lo que va a hacer el tipo ese con mis fotos…
Me sorprendí mucho al escuchar eso, ya que no pensé que ella se hubiera dado cuenta de que el tipo la fotografió sin su consentimiento… bueno pensándolo bien, si fue con su consentimiento. Al decirme eso Sol se levantó el vestido y ¡casi me voy de espalda!
¡Llevaba puesta una tanga negra completamente transparente! ¡No lo podía creer, se había atrevido a mostrarle su conchita prácticamente desnuda a dos desconocidos!
Como vi que a Sol le había encantado enseñar la conchita, le propuse que lo volviera a hacer, pero sin ropa interior, lo cual acepto con una sonrisa de oreja a oreja. Esta vez para salir, mi esposa se puso un traje negro parecido al de una oficinista, con minifalda y saco, con una blusa blanca algo escotada, un liguero con medias negras (sin tanga) y unas zapatillas negras.
Salimos de casa y nos subimos a una combi donde venían solo 2 hombres, Sol sentó atrás del chofer, pero esta vez en medio, justo frente a dos tipos como de 40 años, que estaban al fondo de la combi. Como la minifalda era de licra, en cuanto Sol se sentó la tela se jalo tanto que incluso se llegaban a ver las ligas de las medias.
Casi se les salían los ojos a los dos tipos que miraban descaradamente las preciosas piernas de mi mujer enfundadas en esas medias negras. Un par de cuadras más adelante se subieron dos tipos más, un hombre como de 60 años con finta de albañil y un chavo de prepa, que al igual que los otros dos, no despegaban la vista de las piernas de mi esposa.
Al notar que toda la atención estaba centrada entre sus piernas, Sol le pago su pasaje al chofer, provocando un “descuido” en el que separo sus piernas, fue tanta la impresión, que los cuatro tipos abrieron los ojos como platos cuando vieron que mi esposa no llevaba pantaletas.
Como yo no me quería perder el espectáculo me pase al asiento del fondo junto con los otros dos tipos, desde donde podía ver en medio de las piernas de mi esposa su deliciosa conchita rosadita y completamente depilada. El ambiente era tan erótico que pensé que en cualquier momento alguno de los tipos se iba a abalanzar sobre mi mujer, cosa que al parecer Sol también deseaba, ya que no paraba de mover las piernas y de cuando en cuando las separaba un poco de más para mostrar sus carnosos labios vaginales.
Poco antes de llegar a la base Sol pago su pasaje, consiguientemente también pague el mío y ambos nos bajamos en el mismo sito, cruzamos un puente peatonal y esperamos del otro lado de la carretera otra combi que nos llevara de regreso a casa. Todas las combis pasaban muy llenas, de pronto se acercó una y el chofer abrió la puerta de enfrente, típico de los choferes que dejan el asiento delantero reservado para las mujeres, pero al ver que Sol no se subió cerró la puerta y se fue.
Algo me decía que Sol si se quería subir a esa combi, así que, viendo la oportunidad, le dije a Sol que se subiera con próximo chofer que le abriera la puerta, para que le agarrara la conchita, ella volteo y se me quedo viendo con una cara entre deseo y enojo, pero no dijo nada.
Tal como lo pensé, ni cinco minutos pasaron cuando se acercó otra combi y el chofer le abrió la puerta delantera, entonces Sol y yo nos subimos. El tipo tenía como 45 años, era moreno claro, tenía bigote y el pelo chino, la verdad no le preste mucha atención a su cara, es más en cuanto subí cerré los ojos y fingí dormir.
El tipo empezó a hacerle la plática a Sol con el pretexto de un carro que se le había atravesado, ella le siguió el juego charlando de tonterías, hasta que el chofer le empezó a decirle piropos, a los que mi esposa respondió de forma coqueta.
-¿Oye puedo quitarme las medias aquí? ¡es que me súper aprietan! –le dijo Sol
Yo venía con los ojos entre abiertos, pero pude ver como mi esposa se empezó a quitar las medias frente al chofer, dejando sus preciosas piernas blancas completamente descubiertas
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-Tienes muy bonitas piernas… –le dijo el chofer en tono morboso
-¿Te gustan mis piernas…? –respondió Sol subiendo aún más su pequeña faldita
Al ver esto ¡el tipo le empezó a acariciar las piernas a mi esposa, a escasos centímetros de mí! Me sentía excitado y a la vez un poco celoso, al ver a ese completo desconocido tocar a mi mujer.
El chofer al ver que mi esposa no decía nada, ni hacia intento por detenerlo comenzó a subir la mano por entre los muslos de Sol, que, en lugar de negarse, separo un poco más las piernas para que le pudiera tocar la conchita.
-Hayyyy que rico mmm –fue lo que dijo Sol al sentir los dedos de aquel tipo hurgando entre sus húmedos labios vaginales
El tipo se llevó los dedos a la nariz para percibir el aroma de mi esposa y seguidamente los chupo, antes de seguir tocándole la papayita a mi mujer. Como estábamos próximos a llegar, Sol cerro las piernas y se bajó la falda, pidiéndole la parada en la esquina, el tipo no le quiso cobrar, en cambio le pidió su número de teléfono, a lo cual Sol respondió diciéndole que ya le había dado más que el número.
Sol me empujo un poco para “despertarme” y que le abriera la puerta fingiendo no conocerme, en ese momento saque una moneda de mi bolsillo y le pague al chofer, bajándome ahí mismo. Sol me quedo mirando y con una expresión despectiva me dijo:
-¿Ya estas contento?
Ninguno de los dos quisimos comentar el tema, aunque, sin lugar a dudas aquella experiencia en el transporte público fue determinante para convencer a mi esposa de entregarse a otro hombre.
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Imagino que le gustó sentirse deseada