Siguiendo la pasión por exhibirme 2
Continuación de mis relatos anteriores.
Hola. Esta es la tercera parte de mis relatos sobre mi gusto por el nudismo. Todo lo ocurrido fueron vivencias reales que me pasaron la mayor parte en la adolescencia porque ahí es cuando pude experimentar más a gusto este pasión de exhibición. Aparte tenía las hormonas a todo lo que dan en esa etapa. En la parte anterior «Siguiendo la pasión por exhibirme». Conté como me exhibí delante de un compañero de clases gracias a una tarea en equipo. Luego de que sucediera eso, Ulises mi compañero, se porto amable y no comento nada incomodo sobre ese día. Poco a poco nos empezamos a llevar mejor.
Ya un día después de clases fuimos a una cancha donde nos reuníamos la mayoría de los chicos de la mañana a pasar el rato saliendo de la secundaria. Nos sentamos en la cancha para que él fumara, ya que estaba en su época de rebeldía y comenzó a fumar. En la caja decía algo relacionado sobre el crecimiento del pene, de como el cigarro afecta o algo así, que algo malo te sucedía en el pene por fumar. La verdad no recuerdo bien lo que decía, pero el punto es que hablamos de eso y salió el tema de nuevo, me pregunto que si seguía estando encuerado en mi casa. Le respondí que sí. Seguimos hablando de eso, pensando que no había nadie escuchando cuando otro compañero de salón llamado Pablo interrumpió preguntando ¿Quién anda encuerado en su casa? Se sentó a un lado de mí y nos quedo viendo. Ulises y yo nos quedamos callados sin saber que decir. Volvió a preguntar y Ulises le dijo que yo. Soltó una carcajada y le pregunto a Ulises que como sabía. Ya Ulises le contó lo de aquel día. Pablo se empezó a reír y comenzó a molestarme, a pesar que me irritaba no iba a dejarme llevar por sus palabras, me impuse y le ponía un alto cada vez que me decía algo. Se dio cuenta que no podía conmigo y se controlo. Empezó a preguntarme sobre porque lo hago y todo eso. Sin dudar le respondí. Ya en eso le pregunto a Ulises si me había visto bien el pene y que como lo tenía. Ulises solo dijo «Normal». Pero el quería saber si grande o chico. Lo rete preguntándole que a él que le importaba, contesto que solo curiosidad. Empezó a hablar de su pene, que era inmenso y que de seguro la tenía más grande que nosotros dos. Igual me puse al tu por tú insinuando que yo le ganaba, ya saben peleas absurdas machistas de niños. Ya el dijo ¿Apostamos? Le dije que sí. Nos dijo que lo siguiéramos, caminamos a un lado alejado de la escuela, pasando una gran avenida donde había un lugar de puro monte con una construcción abandonada. Me dio algo de miedo estar ahí, pues ni yo sabía porque había aceptado ir. Solo quería darle una lección a Pablo.
Nos detuvimos en una choza de cimientos toda vacía. Pensaba si salía una culebra o algo, íbamos a valer. En eso Pablo dijo que nos midiéramos nuestros penes para ver quien la tenía más grande. No imaginaba que haríamos algo así. Estaba algo sorprendido. Él se desabrocho el pantalón, se lo bajo junto con su ropa interior y dejo salir su pene adolescente delante de nosotros. No era tan grande como decía, hasta ese momento el de mi primo era el más grande que había visto. Me empece a reír diciéndole: «Esa madre llamas grande». Se molesto y me dijo que mostrará el mío. Ya era más el sentirme superior que por gusto de exhibirme que quería sacármelo. Sin pensarlo, me baje todo y les mostré a ambos mi pene. Pablo solo lo quedaba viendo comparado tamaños. El mío era un poco más grande que él por milesimas, pero él seguía diciendo que me ganaba. Argumentamos un rato, hasta que él le dijo a Ulises que era su turno. Ulises se mostró sorprendido y algo nervioso, pensando que era cosa entre nosotros dos. Igual le dije que no se hiciera del rogar y que fuera él. Medio dudando, acepto y poco a poco se bajo el pantalón, se notaba que tenía algo de pena, pero lo mostró. Quede sorprendido al ver que era más grande que el de mi primo. Siendo mucho menor que él, lo tuviera de ese tamaño. Igual Pablo estaba impactado por el tamaño que tenía ese flacucho de Ulises. Nos quedamos callados y Pablo solo dijo «No pues si nos chingaste», afirme su comentario y Ulises solo medio reía como disfrutando de su victoria. Ya le dije a Pablo que había perdido, que tenía que pagar la apuesta. Haciéndose el tonto dijo que estábamos empatados y que no hicimos ninguna apuesta. Además Ulises nos había ganado a ambos.
Se notaba que Pablo era un mal perdedor. Por eso casi no le agradaba a los demás en el salón, aparte de ser molestoso con los demás. Ulises se impuso y dijo que como ambos perdimos teníamos que tener un castigo. Pablo y yo nos miramos y aceptamos. Ahora si aplicaba un dicho que escuchaba mucho que dice Que el que tenga la poronga más grande es quien manda. Le preguntamos que castigo tendríamos y él comenzó a pensar, primero no se le ocurría nada y empezamos a presionarlo para que pensará en algo. Ya dijo que como se trataba de penes, que nos quitáramos los pantalones y los calzones y nos quedáramos así toda la tarde hasta salir a la avenida. Aceptamos el trato. Los dos nos quitamos los pantalones y calzones, quedándonos solo con la camisa del uniforme y nuestros tenis. Se sentía muy bien andar así al aire libre, mis nalgas y mis genitales estaban muy sudados por la escuela, que fue un alivio en vez de castigo. Vi que el pene de Pablo se estaba erectando. El mío estaba normal, pero si estaba algo excitado al estar así delante de esos dos. Nos sentamos los tres en el suelo, Pablo y yo sobre nuestros pantalones y Ulises era el único completamente vestido. Empezamos a platicar de todo un poco. Ulises nos paso un cigarro a los dos, yo no fumaba pero quería hacerlo para verme cool. Fumábamos y bromeábamos de como nuestros penes se hacían pequeños cada vez que le dábamos una jalada al cigarro. Nos estábamos divirtiendo en ese momento. Pablo llevaba mucho su mano a su pene, Ulises le pregunto que si se la quería jalar y él dijo que no, solo no quería que se le parara delante de nosotros. Pregunte porque, diciendo que no pasaba nada malo. Solo menciono que nunca se la habían visto parada. Nos llamo la atención su respuesta y preguntamos si más personas se la han visto. Contó que en el equipo de fútbol, se bañaba junto a otros chicos y comparado con ellos, él la tenía más grande, por eso pensaba que para su edad su pene era grande. Hablamos de lo normal que era que se te pare. Comento que algunos chicos de su equipo mientras se duchaban se masturbaban delante de los demás, pero que a él no le llamaba la atención hacerlo. Me pregunto si yo lo haría. No quería comentar lo sucedido con mi primo, porque podrían pensar mal. Así que dije «Tal vez». Luego le preguntamos a Ulises y él dijo que no sabía tampoco. Guardamos algo de silencio y se sintió cierta tensión en el ambiente. Tensión acumulada en el pene de Pablo que se empezó a erectar, me empecé a calentar y también se me paro. Ulises nada más nos miro y dijo «¿Ven? Se la quieren jalar pinches cochinos». Me reí y dije que podría ser, pero no había porno. En eso Ulises tomo su mochila y dijo que se encargaría de eso. La abrió y saco cuatro revistas porno. Segunda sorpresa que me lleve de Ulises ese día, era un santo de la perversión. Pablo tomo una revista, yo otra empezamos a hojearlas sorprendidos. Yo no había visto una revista porno, pero si había visto porno por internet. No entendía porque se me hacía más interesante la revista. Me hipnotice con cada hoja. En eso vi que Pablo de nuevo se tocaba su pene, pero esta vez, se entendía por el morbo de las revistas. Pregunto si se la podía jalar delante de nosotros, dijimos que estaba bien, para eso eran las revistas. Dije que igual yo lo haría, le dije a Ulises que se uniera y empezó a decir mil razones, tenía pena de que alguien pudiese vernos. Pablo y yo empezamos a molestarlo, llamándolo marica si no lo hacía. Eso lo irrito y dijo que estaba bien. Se bajo los pantalones sin quitárselos y solo saco su pene de su calzoncillo. Tomo una revista, y con la otra mano se jugaba su pene. Los tres estábamos en la misma posición, cada uno con una mano en una revista y en la otra nuestros respectivos penes. Era muy excitante esa situación, pero yo seguía más sorprendido por la revista. En serio, aun no entiendo como me llamo tanto la atención más que ver los vídeos de porno. Ya con el tiempo descubrí el porque. Me jalaba mi cuerito suavemente, y empece a hacerlo arriba para abajo. Mi atención total era en las hojas que veía de mujeres jugando con dildos, siendo penetradas por otras. Y de vez en cuando echaba un ojo a mis dos amigos pajeándose.
De pronto escuchamos unas risas alejadas. Me puse muy nervioso, pensando que nos habían visto. Por suerte las risas estaban demasiado lejanas. Rápidamente Ulises se subió los pantalones y los calzones. Y dijo que venía gente. Pablo y yo agarramos nuestras ropas del suelo y nos las pusimos a toda prisa. Aproveche el momento para robarme una de las revistas de Ulises y meterla en mi mochila. Corrimos apurados de ahí, mientras nos reíamos de lo sucedido. Salimos a la avenida, como si nada, pensando que estuvo muy cerca. Ulises a pesar de que estaba disfrutando nos regaño con un «Se los dije». Lo molestamos por eso y cada quién partió a su casa. Fue una buena experiencia. Me habían visto y vi el pene de mis compañeros. Además tuve una revista. Quería llegar a casa para masturbarme bien. Llegue y por suerte no había nadie. Me desvestí completamente. Me acosté en la cama, mientras veía la revista y me la jalaba con tal placer. Todo la adrenalina de ese día salió en el semen que aventé a chorros alrededor. Estaba tan exhausto que quería quedarme así y dormirme en medio de lo caliente de mi semen. Pero no podía por que en cualquier momento llegarían mis padres. Me metí a bañar, tome papel de baño y limpie mi batidero de la cama. Pensaba lo interesante que sería coger con una actriz porno, lo que me llevo a otra paja ese día.
Al día siguiente en la escuela. Me encontré con Pablo y Ulises, hablamos de la experiencia que tuvimos y molestábamos a Ulises. Le pusimos el apodo de el Gran Zepelin por su enorme tamaño. Nunca imagine llevarme tan bien con ellos dos. Pasaron días y nos reuníamos seguido después de clases, a ver las revistas a escondidas, pero no lográbamos pajearnos juntos. Le conté a mi primo sobre lo sucedido y solo se río cuando el dije que Ulises la tenía más grande que él. Se notaba que le dio en su ego, que un menor de edad lo superara. Me decía que no era normal y que él aun le faltaba por desarrollarse. Él y yo ya no eramos tan cercanos como antes debido a su relación. Por lo que casi ya no iba a su casa, y las pocas veces que iba solo yo andaba desnudo y el rara la vez lo volvía a hacer. Sabía que mi compañero de nudismo ya estaba perdiéndolo. Por lo que tenía que buscar otro modo y lugar donde practicar a gusto mi nudismo. Seguiré en la siguiente parte…
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