Ejercicios para culos hambrientos II
«Puedes unirte si lo deseas, sabes que aguantará» dijo el musculado. Mi padre me miró y le sonreí. «Lo lamentaras» fue lo último que dijo, me tomó de las axilas empujándome hacia Ricardo, este cayó de espaldas conmigo, mi progenitor tomo mis piernas y alineó su verga metiéndola de una sentada..