Humillación por Clara y sus amigas (2ªparte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por scat:P.
Desde aquella noche no volví a ver a pesar de que volvía cada fin de semana a aquella discoteca en la que la conocí pero nunca la encontraba.
De repente una noche en la que fui solo me la encontré allí. Nada más verla tuve una pequeña erección y la emoción hacia que mi corazón quisiera salirse de mi pecho. Sin demora alguna me dirigí así a ella. Estaba despaldas así que le tape los ojos para que averiguase quien era y rápidamente supo que era yo por mi colonia. Nos dimos dos besos y la invite a una copa.
Allí estaban con ella el resto de sus amigas un poco cortadas y distantes conmigo por la borrachera que habían cogido el día que nos conocimos. No obstante pronto se les olvido y todos juntos nos pusimos a bailar a pesar de que yo soy un desastre bailando. Estuvimos como dos horas bailando sin parar hasta que decidimos sentarnos a descansar.
De repente Clara y sus amigas empezaron a cuchichear y volví a sentir la misma sensación que había sentido al entrar y verla en la discoteca. Yo me hice el ignorante mirando a la pista. Al termina su acción, Clara me dio un beso en los labios y me dijo que se dirigía al servicio. De mientras sus amigas empezaron a hablar conmigo, a preguntarme que tal la otra noche y como a una persona le podía gustar que le tratasen así. Les conteste que aquella noche había sido genial, que les estaba muy agradecido y que bueno considero que cada uno tiene sus gustos y que este tipo de práctica debe ser respetada en la sociedad actual y que debería dejar de ser un tema tabú y practicarse más siempre y cuando con las precauciones necesarias.
En mi opinión puede considerarse una especia de fusión entre dos personas ya que digamos que el sujeto A (dominante) está compartiendo algo de su “ser” con el sujeto B (sumiso). Fue una conversación larga y a la mitad de ella ya había vuelto Clara pero tenía curiosidad por lo que estaba diciendo así que permaneció callada. Cuando terminamos ellas se sintieron un poco más liberales en cuanto a esas prácticas y me entendieron un poco mejor.
Después de platicar un poco Sara me dijo ven conmigo tu y yo solos. Me cogió de la mano y me llevó al servicio de chicas. Yo pensé durante un momento que lo que quería era tener sexo pero me equivoqué. Cuando llegué allí me dijo cierra la puerta cerré y nuevamente su cara cambió como aquella noche estupenda que pasé junto a ella. Sin mediar palabra me pegó una bofetada y me dijo ¿que creías que iba a ir al servicio teniéndote a ti? Solo he ido a asegurarme de que para cuando tú llegarás ya estuviera sucio y así es. Al parecer a más de una se le ha olvidado tirar de la cadena con la borrachera, pobrecito de ti.
Mire en el interior de la taza y el agua estaba amarilla de la orina que antes alguien habría depositado allí. Entonces ella me agarro del pelo me hizo arrodillarme y meter mi cabeza en la taza. Después de un rato metiendo y sacando mi cabeza me dijo ahora viene lo mejor. Me ordenó que introdujera la cabeza y k por ninguna circunstancia la sacará asta que ella no acabase de orinar. Entonces de repente empecé sentir su orina sobre mi pelo y como un poco resbalaba por mi camisa. En ese momento yo estaba en mi mundo y no recordaba en que lugar estaba. Poco a poco se me iba acabando el oxigeno.
Cuando a penas no podía aguantar mas ella me dijo ala te has portado bien saca ya tu cabeza y comete este cleenex con el que me he limpiado. Así lo hice y de repente caí en la cuenta y le dije: Joder y ¿ahora que hago?… estamos en una discoteca-a lo que ella me respondió: Eres mi esclavo y quiero humillarte, tu me propusiste ese trato ahora no puedes echarte atrás. Por primera vez sentí vergüenza de haberme convertido en lo que me había convertido ya que me disponía a salir por la puerta y encontrarme a mucha gente que observarían mi situación y olerían el aroma que en ese momento desprendía.
Con un poco de suerte no me echarían de la discoteca. Cuando salí todo ocurrió como me lo imaginaba. Todo el mundo empezó a mirarme conforme pasaba delante de ellos y al llegar a los sofás en los que estábamos sentados sus amigas empezaron a reírse y burlarse de mí. Cada vez empezaba a sentirme más avergonzado pero tenía que concienciarme de que tenía que ser fuerte pues esto era lo que yo “quería” o me había buscado. De repente tal y como me había imaginado se acerco uno de los responsables de la seguridad de la discoteca y nos pidió que por favor abandonáramos el local.
Las chicas empezaron a protestar y Clara dijo: Este es mi perro y puedo hacer con él lo que me de la gana cuando quiera. Ese fue nuestro trato y usted no tiene por echarnos. Tras amenazarnos con llamar a la policía ya no tuvimos más remedio que irnos sin oponer más resistencia. Nada más salir a la calle, las amigas de Clara empezaron a empujarme y escupirme ante la vista de todos. Me obligaron a seguir paseando por las calles con ellas a pesar de mi apariencia.
Poco a poco fuimos llegando a las calles de la barriada de Sara que estaban más solas. De repente llegamos hasta su portal y me dijo que esperase abajo que ellas tenían cosas que hacer arriba. Después de un buen rato bajaron riéndose y con una bolsa. En ellas llevaban unas braguitas cuya dueña ignoro bastante sucias de meadas y heces y el resto de la bolsa estaba repleta de heces de ellas. Entonces Sara me dijo: esto es lo que quiero que hagas hoy por nosotras. Te vas a colocar estas braguitas en la cabeza de modo que manchen tu pelo y vas a hacer 20 flexiones para nosotras y cada vez que bajes tendrás que besar este exquisito manjar que hay en la bolsa.
Fue una prueba dura ya que no estoy acostumbrado a este tipo de ejercicios pero la realicé con éxito. Al terminar antes de que pudiera incorporarme Sara puso su pie sobre mi cabeza y me hizo caer directamente a ese montón de eses depositados en esa bolsa dejándome la cara completamente manchada.
Entonces Clara me dijo: Muy bien… te portas realmente bien. Ahora déjame que te acompañe a casa. Le pedí que me dejara subir a casa de Sara a asearme un poco antes de regresar pero la respuesta fue negativa, por lo que mi humillación no había terminado. Y tuve que regresar a casa con las braguitas en mi cabeza y la cara llena de sus heces. En el camino algunas personas que pasaban se me quedaban mirando con cara de asco mientras que Clara disfrutaba completamente y algunos coches que pasaban pitaban y me decían guarro.
Finalmente llegué a mi casa y Clara se despidió de mí. Me dijo que no me iba a besar pero que me daría me recompensa. Y tras decir esto me escupió varias veces en la cara y me dijo: ya nos veremos.
Te has portado bien, dame tu movil quizas te llame. Así lo hice y espere a que Clara se perdiera en la lejanía antes de subir a mi casa.
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