Mi primo «chacal» futbolista Frank de 12 años me hace bullying pero me…
Me llamo Daniel, este relato es real y pasó hace algunos años atrás, cuando tenía 19 y mi primo 12 años. .
Sí, yo era mucho mayor que él pero le tenía un poco de miedo. Y es que mi primo tiene el estilo de esos que llaman «chacal», es desmadroso, tiene mucho barrio, muy guapo, su actitud es arrogante y aparentaba más edad. Y yo pues delgado, blanco, pelo negro pintado (ya que soy castaño pero me gustaba la onda dark), ciertos rasgos asiáticos y algo nerd… Lo único bueno que tenía era el culo «parado». Aunque de nada me servía, ya que lo que más quería era coger, no que me cogieran.
Después de que mi obsesión por mi primo Jeff desapareciera (si gustan, leer mis otras anécdotas) decidí ir a trabajar a la capital.
Me quedaría en casa de mi tío, hermano de mamá, mientras me adaptaba a mi nuevo trabajo en una empresa de cajas de pizza.
Al llegar, mis tíos me recogieron en el aeropuerto y nos fuimos directo a su departamento. En el trayecto me daba curiosidad ver a mis primos «hermanos» ya que solo los ví cuando el mayor llamado Frank tenía 6 años y el menor Dael 2.
Los imaginaba aún niños pero cuando llegué salió a mi encuentro un adolescente de 12 años, que aparentaba 15, vestido de futbolista. Tenía un cuerpo atlético, labios carnosos sonrosados, pelo oscuro con corte moderno, tez trigueña, mandíbula marcada y unos ojos grandes que brillaban tiernamente. Pero…
-Saluda a tu primo -Mi tía gritó.
-Ah… Hola.
Me miró de pies a cabeza y se metió a su casa, mientras mi tía disimuló, subimos las escalera y llegamos a la sala.
De repente, salió mi primo menor que tenía 8 años, era de piel clara, muy delgado y era muy, pero muy terrible. Este primo si me caía bien, aunque lo que no me gustaba es que le faltaba el respeto a mi tía, ya que mi familia era muy conservadora (cristiana) y si le gritabas a mamá, era como un pecado.
Después de platicar, mi tía llamó a Frank para que llevará mi maleta a su cuarto, ya que dormiría con ellos. Eso ya lo sabía porque mi mamá me lo dijo anticipadamente pero no pensé que le iba a caer mal a mi primo…
Frank llegó con el semblante serio y llevó mi maleta a su cuarto. Al ver su actitud quise regresar a casa pero la amabilidad de la esposa de mi tío me detuvo.
Después de la cena, Frank y su hermano salieron a jugar pelota a la calle y mis tíos me llevaron para que conociera el cuarto. Habían tres camas en la habitación grande. Encendieron el televisor y me dejaron solo para que acomodará mis cosas.
El cuarto olía rico, a perfume de adolescente. Quizá Frank se había aplicado un poco para salir.
Cuando llegaron con pelota en mano, estaban más relajados, Frank me preguntó mi edad y entablamos una ligera conversación, la cual sentí que solo lo hizo para marcar territorio, como todo hombre.
Así pasaron los días. Frank hablaba más conmigo y creí que ya nos estábamos llevando bien, pero su actitud empezó a ponerse cada vez más extraña. Me mandaba como si fuera su sirviente, se adueñó del control remoto (claro era suyo pero no dejaba que lo tocara) cuando salía a comprar, me acompañaba porque mi tía lo mandaba, y cuando veía a un amigo me trataba mal (me empujaba para que camine más rápido, me decía palabras como apúrate imbécil, ni eso sabes hacer bien, te voy a dejar solo para que te roben…etc)
Pero cuando estábamos en casa me trataba mejor.
Una noche lloré junto a mí almohada porque extrañaba mi casa y por qué no la estaba pasando tan bien. Frank se dió cuenta y vino a mi cama. Pensé que me iba a pegar o a insultar pero se sentó a mi lado.
-¿Qué tienes?
Con miedo le comenté lo que sentía. Que extrañaba a mi familia y mi ciudad.
Para mi sorpresa me comprendió, creo que se puso en mi lugar. Y luego comentó:
-Cuando te ví por primera vez, subiendo las escaleras, pensé que eras rockero jajaj.
-¿Por mi flequillo y mi ropa negra?
-Si, no me caíste bien. Pero veo que también usas ropa de color…
Me quedé en silencio, pensando «en el porque» le caía mal.
–Te veías muy presumido, dije y este payaso creído –respondió, adivinando mis pensamientos.
–¿Yo? Pero no soy así… –contesté con un gesto triste.
–Bueno, ya sé. Eres tierno…
Parece que las últimas palabras salieron sin querer y disimuló con un bostezo, dijo que ya tenía sueño y se fue a dormir.
Esa noche me propuse ser yo mismo, y no aparentar rudeza para caerles bien, ya que como dijo Frank más bien me veía presumido.
En los días siguientes, Frank me trataba mejor. A veces se me quedaba viendo, cuando yo escribía, y tontamente me ruborizaba y sonreía. Frank también sonreía pero con cierta burla. Una vez me dijo que actuaba como un niño y que parecía de 15, y al decirlo note una mirada tierna en su rostro.( Aún no lo veía con ojos de deseo, ya que era como un hermano menor) También me dejó escoger algunas películas y me invitó a jugar fútbol con él (aunque a mí no me gustaba, fuí dos veces por caerle mejor. Pero igual, me trató mal frente a sus amigos, haciéndose el «rudo»)
Frank jugaba todas las noches y casi todas las tardes fútbol. Era adicto a los partidos, y quería ser futbolista, igual que otro primo llamado Jeff.
Frank parecía haber cambiado un poco, hasta que un día su papá nos encontró jugando a «la gallinita ciega» con mi primito Dael.
Mi tío era muy machista y no le gustaba los juegos de niños o femeninos, según él…
No sé qué habló con Frank pero al día siguiente empezó a golpearme porque no le hice caso. Entonces yo también lo golpeé, y nos fuimos hasta el suelo. Luego cedí y le pedí disculpas. Él me miró asombrado y empezó a reír, parece que nadie «era tan tonto» en ese lugar para pedir disculpas.
Dos días después, empezó mi fijación por él, cuando Frank llegó del colegio (estaba en sexto de primaria) la ropa de colegio lo hacía ver muy sexy, el paquete se le marcaba, el culo se le ceñía… estaba bien guapo.
De repente, Daelito dijo que vió a Frank con una chica. Mi tío celebró eso, pero yo sentí celos y un poco de envidia por la chica. Unos nuevos sentimientos crecían pero también me preocupaban.
Hasta que un día cuando no estaban mis tíos y Dael estaba con la hermana de mi tía en su cuarto viendo dibujos, Frank me dijo para ver una película de terror, las cuales me asustaban mucho. Pero a él le gustaba verme sufrir.
Nos fuimos a la sala y vimos por unos 10 minutos, hasta que me dijo en broma:
–Si tienes miedo me la chupas jaja.
–Mejor tu a mí –dije siguiendo el típico juego de «bros».
–Lo dije primero imbé-ciiiil. Además mi polla está roja como tú boca –rió tocándose el shorts deportivo rojo.
–A ver, sácala. –lo desafié.
–Y me la chupas?
–Si –le dije afirmando con la cabeza.
Su rostro cambió y me dijo:
–Vamos al cuarto pero calladito por mi tía.
Me sorprendí porque pensé que era broma y que no tomaría en serio mis palabras. Mi corazón empezó a palpitar fuerte mientras caminaba detrás de él.
Al llegar al cuarto cerró la puerta, muy despacio, mientras yo me senté en la cama, angustiado por lo que podía ocurrir.
Frank se sentó a mi lado y cerrando los ojos, unió sus labios con los míos.
Por unos segundos mantuve mis ojos abiertos sin creer lo que estaba pasando, miré sus pestañas rizadas, su cejas, su piel y también cerré los ojos para dejarme llevar por el momento.
Era la primera vez que besaba a un hombre con deseo, ya que solo había experimentado picos. Sus labios gruesos y húmedos eran tan suaves, sentí su lengua (aún de niño) topando con la mía, su sabor era muy agradable. (Pensé que no me gustaría ya que una mujer me besó a los 15 y sentí un poco de asco) pero Frank me estaba haciendo sentir en el cielo con su aroma a perfume de hombre y el sabor dulce de su boca. Al parecer ya besaba a chicas porque lo hacía muy bien.
El beso demoró como un minuto, y yo aún seguía sorprendido por sentir que mi
primo chacal, que me trataba mal, me besaba con deseo y ternura, como si fuera una mujer.
De repente, Frank se puso de pié y de un tirón hizo que me arrodille.
Sin bajarse el shorts, sacó su pene erecto y huevos frente a mi cara.
Mis mejillas se sonrojaron de solo ver esa polla de 12. Su verga hacía honor a su edad, larga como la mitad de un lápiz y de ancho como dos dedos meñiques juntos. Estaba muy dura, un poco venosa, y tenía la cabeza al aire por la erección. Su rico glande rosado oscuro, lucia brillante con un poco de líquido preseminal saliendo del hoyito.
No tenía pelos, su pubis estaba totalmente limpio y suave( porque aún no le salían) Y sus huevos eran muy redondos, un poco oscuros y se veían jugosos.
Rápidamente, acercó mi boca, con su mano detrás de mi nuca, y la metió directo hasta cerca de la campanilla de mi garganta. Traté de sacarla pero mi primo solo retrocedía para introducirla con más fuerza.
Entonces sentí que mis ojos empezaron a lagrimear y comencé a salivar.
Un aroma a orín y semen llegó hasta mí nariz y el sabor de su pene se esparció por toda mi boca hasta llegar a mi garganta. El sabor de su verga era fuerte, quizá porque Frank no se había bañado desde hace dos días. De hecho, sentía que le estaba limpiando la verga que tenía restos de pipí, semen de sabor ligeramente salado con cierta dulzura, ya que lo escuché el día anterior haciendose la paja.
El sabor del orín me disgustaba pero el del líquido baboso, sorpresivamente, sabía rico.
Cuando vió que mis ojos se estaban poniendo rojos, porque su polla había llegado a mi campanilla, la sacó.
-Ahora sí, chúpamela.
Tragué todo el líquido con sabor a adolescente machito que había dejado en mi boca y estando arrodillado lo miré a los ojos. Me parecía increíble estar en esa situación con un chico que se veía 100% hetero, ilegal por la edad y prohibido por ser mi familia.
Entonces, a pesar de mi timidez, la lujuria ganó
y empecé a pasar mi lengua por su glande.
Frank gimió doblando su cabeza hacía arriba, haciendo que su verga se vea más dura y grande.
Cogí el tronco de su polla con mi mano y pasé su tierno glande por mis labios.
-ahhh… ¿Está rico?… -susurró Frank.
Su glande se sentía muy sedoso, caliente, con un delicioso aroma a masturbación. Suave como la textura de un hot dog y duro como una banana verde. Su pelvis olía muy rico a hombre pero también a jaboncillo de niño.
Con esas sensaciones en mi mente, no respondí a su pregunta y seguí complaciendo a mi bulliador.
Hice una «o» en mis labios e introduje toda su cabeza húmeda, para meterla poco a poco, pero Frank no aguanto y metió toda su polla.
-ahhhhhh LPTM. -arqueó su espalda.
Luego volvió a mirarme y empezó con un vaivén frenético, que creí que se correría en ese instante. Muy rápido, cada vez más rápido. Mi primo se movía sin importarle que me ahogara. Sus huevos golpeaban mi mandíbula, mientras sus manos sostenían mi cabeza.
Así estuvo por un rato, hasta que luego paró apretando su pelvis contra mi cara, haciendo que toda su polla quede dentro de mi boca.
Sentí su glande tocando mi campanilla y quise vomitar pero me aguanté para no disgustarlo.
Después de escuchar un jadeo de sus labios, siguió con más fuerza el movimiento de su pelvis.
El sabor de su polla me empezaba a gustar cada vez más. Quería que cada gota que humedecía mi boca quede en mi interior. Así que Tragaba, por momentos y con placer, toda mi saliva, mirándole la cara de machito arrogante y guapo que tenía.
Todos esos sabores se mezclaban y me hacían suspirar. Era una mezcla entre rudeza y dulzura.
Frank cerró los ojos y entonces me atreví a hacer lo que mi mente deseaba en ese momento: tocar ese rico culo de futbolista.
Puse mis manos en sus nalgas por encima de sus shorts, como si quisiera ayudar al movimiento. Frank seguía con su respiración acelerada y no dijo nada.
Sus glúteos estaban duritos y su piel se percibía muy suave. Eran de tamaño favorable, pequeñas pero redondas. Quería apretarlas, besarlas, meter mi dedo en ese delicioso ano… de solo pensarlo mi polla empezó a babear.
Pero Frank quitó mis manos, con un gesto de incomodidad, sacó su polla de mi boca y la refregó por toda mi cara, ahora con un rostro lleno de lujuria y maldad.
De repente, se escuchó la puerta del otro cuarto. Frank se guardó la polla rápidamente y yo me senté en la cama.
La puerta empezó a sonar.
-¿Frank, Daniel?
Frank se sentó a mi lado e hicimos como si jugábamos en mi celular. Mientras ocultabamos nuestra erección.
-¿Si tía, Qué pasa?. -dijo Frank.
La tía «joven» de Frank abrió la puerta (ya que estaba sin seguro) y nos miro a la cara sin sospechar lo que hicimos. Pero yo tenía la cara babeada por la polla de mi primo, entonces me puse nervioso porque sentí ese rico olor en mi piel húmeda.
-Acomoden el cuarto que ya viene Lorena (la madre de Frank)
-Ya, shhh… más fastidiosa…-dijo Frank con mala gana.
La tía de Frank se fue y dejó la puerta entreabierta.
Frank me miró con complicidad y sonrió sensualmente.
Desde ese instante sentí atracción por el cuerpo de mi primo. Ya no podía volver atrás.
Pero decidí controlarme y negar mis bajos instintos…
Hasta que una noche lo ví dormido…
como sigue?
Ya subí la siguiente parte.
Uffff
Buen relato… como sigue?
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Ufff buen relato… has conseguido que me excite.
🌝 genial!
Como sigue? quiero mas…
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Gracias! https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/fetichismo/tocando-el-culo-de-mi-primo-chacal-frank-de-12-anos-dormido/
Uffffff muy rico tu relato. Cuenta que mas paso con tu primo, por favor
Hola, ya subí la segunda parte:
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Nada más rico que romperle el culo al chacal.
Espero ver qué pasa con el.
Uff hubiera sido maravilloso!
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Hola a todos, mañana trataré de publicar la siguiente anécdota con mi primo. Gracias por su interés 🤙🏻
Me encanta la forma que tienes de escribir.
Gracias 🩶
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Menuda excitación y calentura tengo… muy buen relato.
Gracias! Ya subí la segunda parte
gran relato como sigue por faovr
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