Memorias, Deseos & Secretos (Parte IV)
Recuerdos del Pasado y Nuevas Memorias… Memorias, Deseos & Secretos (Parte IV)..
Memorias, Deseos & Secretos (Parte IV)
7.- Un Recuerdo Desbloqueado…
Al terminar su relato mi imaginación estaba desbordada, de la nada aproveche un momento donde él se acostó en la cama, dejando sus piernas colgando, para acercar mi mano a su pene, sin pensarlo comencé a tocarlo, pensé que él me detendría, pero no fue así, me dejó masturbarlo, es muy diferente la sensación de tocar un pene a una vagina, si bien no me considero homosexual he de confesar que tengo cierta fascinación por el pene en su forma, especialmente si su tamaño es pequeño.
Bien dicen que los hombres son mejores en dar sexo oral a otro hombre, así como las mujeres entre ellas. Me olvidé de pudores y acerqué mi cara a sus genitales con la clara intención de comenzar una felación, en ese momento un recuerdo golpeó mi memoria.
Debí de haber tenido 12 años, era la fiesta de graduación de sexto de primaria. Los profesores y padres de familia habían elegido para el evento en un amplio jardín, propiedad de alguno de los benefactores del colegio para realizar un día de campo y convivio entre todos los graduados y sus familias. Mi colegio era una escuela de puros niños dirigido por sacerdotes Salesianos. Al haber sido educado en casa por mujeres, era natural en mí no ser tosco e incluso tener comportamientos femeninos, al final ese era mi entorno, vivía únicamente con presencia femenina. Esto en algunos momentos ocasionaba cierta burla de algunos compañeros, al no demostrar habilidades deportivas o negarme a juegos bruscos. No faltaban los compañeros que en los últimos meses habían comenzado su desarrollo, el cambio de voz, musculatura marcada, despertar sexual, yo me encontraba lejos de ello.
Aun así, tenía un par de buenos amigos, lo cual me permitía pasar un buen tiempo en la escuela, uno de ellos en algún momento de la fiesta que nos alejamos para platicar libremente, con mucha pena, me preguntó si ya había tenido algún sueño húmedo, riendo le conteste que no, me anime a preguntar lo mismo, siendo la respuesta similar a la mía, pero él complemento presumiendo que tenía constantes erecciones. Desde que recuerdo las erecciones me han acompañado, aunque por esa época parecían estar fuera de control. Comenzamos a platicar de las maestras que nos parecían más buenas, de mejor cuerpo o más lindas. Una carpa se hizo notar en su pantalón cuando mencionamos a nuestra profesora de inglés. Comenzó a sobarse por encima de la ropa, su comportamiento me pareció gracioso, me preguntó sin temor alguno si no lo tenía parado, le respondí con una negativa. Me reto a enseñárselo, no entendí su curiosidad en ese momento, por pena cambié la conversación a algo completamente diferente.
Minutos después me dieron ganas de orinar, los baños estaban muy alejados de donde nos encontrábamos, al vernos rodeados de árboles se me hizo fácil alejarme un poco de mi amigo para poder vaciar la vejiga en uno de ellos, no me percaté que él me seguía, se asomó por un lado mío, era difícil cubrirme ya que estaba saliendo un chorro más potente de orina en ese momento, me moleste un poco y le grité que se alejara, lo cual hizo que se disculpara, me dijo que solo tenía curiosidad ya que nunca había visto alguno más que el de él, tampoco tenía papá ni tíos nuestra historia de vida era muy similar. Me sentí culpable por mi reacción exagerada, le pregunté si no tenía ganas de orinar, con una sonrisa me dijo que sí. En ese momento bajé por completo mi pantalón hasta las rodillas mientras el terminaba de hacer sus necesidades, volteo a verme, quedamos de frente, de igual manera dejo caer sus pantalones y su trusa, nuestros penes eran muy similares, tamaño pequeño sin circuncisión, testículos de tamaño chico. Mi amigo estiro su mano, rosando levemente mi pene, quise hacer lo mismo, pero él dio un paso adelante comenzando con una torpe maniobra de masturbación, intenté imitarlo, nuestros penes comenzaron a crecer en tamaño, era la primera vez que conscientemente me masturbaba. Encontré en ese momento un morbo desconocido y hasta un gusto por la forma del pene, gusto que conservo hoy en día.
Unas risas burlonas que salían de uno de los arbustos nos alertaron, intentamos levantar nuestros pantalones, pero un golpe en el estómago nos hizo caer al pasto antes de lograrlo. Eran dos de nuestros compañeros, para nuestra desgracia los típicos abusadores del salón, los más desarrollados. Comenzaron a humillarnos, a mi amigo le intentaron meter una rama por el ano mientras a mí me pellizcaban las tetillas. Finalmente nos dijeron que nos dejarían en paz si les chupábamos el pito, como vulgarmente le decían a su miembro, sin darnos tiempo a responder bajaron sus pantalones, un par de penes en estado de completa erección con algo de vellos y de tamaño considerable aparecieron ante nuestra mirada asustada, nos hincaron enfrente de ellos y sin poder oponernos introdujeron sus penes adolescentes en nuestra boca. No paso mucho tiempo antes de que ambos eyacularan casi al mismo tiempo en nuestra boca, mi amigo vomitó de inmediato, mientras yo me limite a escupir el semen, no me gusto el sabor, pero debo de confesar que algo de todo eso me había parecido excitante, los abusadores lo notaron cuando vieron que mi pene estaba erecto, coronado con sus primeras gotas de líquido preseminal. Mientras ellos se marchaban, ayudé a mi amigo a levantarse, nos arreglamos la ropa y regresamos a donde estaban todos. Esa noche en mi cama me masturbé por primera vez de manera erótica con el único fin de sentir placer, teniendo en mente la fantasía de lo que había pasado, pero concentrado en el pene de mi amigo. Nunca nos volvimos a ver, él se cambió de escuela secundaria al igual que yo.
Ante este recuerdo me impulsé hacia el pene de mi amigo, no hubo resistencia, relajó sus piernas y se dejó hacer, jugueteé con mi lengua en su glande, después lo introduje en mi boca y comencé a succionarlo, retiraba mi boca para tomar aire, mientras con mi mano lo masturbaba, jugaba con sus bolas, volví a introducir su pene en mi boca, no pudo aguantar mucho y borbotones de semen salieron expulsados de su pene, no pude tragarlos todos, esta vez su sabor no me generó rechazo. Me levante de la cama y comencé a masturbarme, tampoco pude aguantar mucho y termine eyaculando sobre su pecho.
En un momento, desperté del cachondeo y me intenté disculpar, él me dijo que no pasaba nada, que había sido muy erótico para él ese acto. Decidimos volver a ver los videos y fotos de mi niña intercambiando comentarios lascivos hacia ella que aumentaban el morbo del momento. Ambos nos masturbamos cerca de 2 veces más, cada uno por su lado, bebimos las ultimas cervezas y me retiré del hotel.
8.- Todos La Miran…
Se acaba el fin de semana siguiente, cuando mi esposa me recordó la cita para la consulta anual con el pediatra de mi niña, disculpándose de no poder ir por un compromiso en la iglesia a la que algunas veces asistía por presión de sus padres. Solicité en mi empleo un día de vacaciones, así aprovecharía para llevar a mi niña al doctor y poder pagar la apuesta que previamente habíamos hecho, aunque mi hija la había perdido, al final decidí llevarla de compras a manera de agradecimiento por uno de los mejores morbos que había vivido.
Llegó el día viernes, desayunamos los tres juntos, salimos un poco antes de medio día de la casa, pasamos a dejar a mi esposa al templo para después tomar dirección a una tienda departamental cercana a nuestro domicilio, ningún pensamiento lascivo cruzaba por mi cabeza solo pensaba en pasar un día como cualquiera entre padre e hija. Al llegar al local, nos dirigimos al área de niñas, le indique a mi hija el límite de prendas que podía llevar, previamente habíamos determinado en casa que necesitaba playeras, pantalones, algún vestido, zapatos además de ropa interior y sus primeros corpiños. No había muchos clientes, imagino que por la hora en la que llegamos, lo cual nos permitía ver tranquilamente, sin prisas ni bullicio alguno cada uno de los anaqueles.
La dejé recorrer libremente los pasillos de aquella área infantil, ella tomaba varias prendas, ante mi mirada represiva, antes de que pudiera decir nada, ella me dijo: “tranquilo, papi, solo es lo que me quiero probar, no me voy a llevar todo”, en ese momento me resigné a estar un buen rato en ese lugar, al final, es una mujer que pese a su corta edad como cualquier mujer era toda una coqueta.
En ese momento me percaté que mi nena vestía un conjunto de una sola pieza, por lo cual el probarse ropa iba a ser por demás incomodo y tardado. Era un trajecito tipo overol color rosa a tirantes, mi niña debajo solo llevaba su calzoncito, no le di más importancia y continué caminando detrás de ella mientras la ayudaba a cargar las prendas seleccionadas. Después de unos cuarenta minutos de un lado a otro, nos dirigimos al área de probadores, grande fue mi sorpresa cuando nos atendió un joven de aproximadamente 25 años, varonil, con un cuerpo marcado por el ejercicio, además de atractivo, quien nos indicó en que probador ingresar.
El momento era perfecto, no había gente dentro de los probadores ni siquiera en los pasillos del departamento de niñas, la puerta del probador era solamente una cortina, mi niña se veía hermosa bajo esas luces blancas del vestidor, así que puse en marcha, de la nada, una hipótesis que había desarrollado con mi amigo de la red: Una vagina, unas tetas y un culo, son una vagina, unas tetas y un culo sin importar la edad, tan simple o tan complejo como eso, mi hija al igual que cualquier mujer podía despertar el morbo de quien fuera, si la oportunidad y el contexto era el adecuado, haciéndoles dejar atrás convicciones, creencias o preferencias, el cuerpo de una mujer desnuda es tan prohibido de admirar libremente tanto como tus prejuicios te lo permitan, pero no puedes negar que el erotismo de una vulva infantil puede volver loco a cualquiera.
De vez en vez el vendedor se acercaba discretamente, preguntando si necesitábamos alguna talla diferente o algún apoyo, retirando las prendas que mi niña iba descartando, deliberadamente deje entreabierta la cortina para que en caso de que se acercara de nuevo pudiera ver como mi hija se cambiaba, mientras me hacia el distraído con mi celular. Una erección se formó en mis pantalones cuando sus visitas se hicieron más frecuentes y su mirada hacia mi niña menos discreta, era muy amable con ella a tal punto que se ganó su confianza haciéndola reír con chistes bobos cuando mi hija eliminaba alguna ropa que no le agradaba.
En algún momento, nuestro nuevo amigo llego con 3 prendas que no habíamos visto, le dijo a mi niña que acaban de llegar al almacén y que por ser una niña bonita y bien portada decidió enseñárselas antes de que alguien más las viera. Me preguntó si no tenía ningún inconveniente, a lo cual respondí sin negativa alguna. Al tener mi aprobación, entregó la ropa a mi niña, cuando estaba por retirarse, sorpresivamente con toda inocencia, mi hija le pidió que se quedara, su pretexto fue que en caso de que no le quedara alguna de ellas pudiera ir a buscarla en otra medida de forma rápida.
Lo primero que tomó mi hija fue una blusa estampada con lentejuela de esas que cambian de color si las mueves de un lado a otro, abrió por completo la cortina dejándose ver únicamente en calzón y calcetines, su forma coqueta y regordeta hizo que mi nuevo amigo se pusiera colorado, se puso la blusa, la cual le quedó chica, volteo para verse al espejo, mostrando sus apretaditas nalgas cubiertas únicamente por la tela de su calzoncito, al ver que la blusa era pequeña para ella, pidió una talla más grande, al momento de querer sacarse la ropa, de alguna manera se atoró con sus bracitos, yo seguía haciéndome el distraído con mi celular, por lo cual mi hija le pidió ayuda al encargado, pude ver como rosaba con sus manos los costados de mi hija para ayudarle a sacar aquella blusa, antes de que se retirara mi niña se probó un pantalón de mezclilla ajustado y una chamarra de piel que la hacía ver como una modelo pre púber, ya que al no tener nada debajo de la chamarra, la imagen que nos regalaba era el sueño húmedo de cualquier fotógrafo de niños.
La sonrisa de mi hija al sentirse admirada y gustarse en el espejo me lleno de orgullo y comprobó mi teoría, esa niña era capaz de enamorar y excitar a cualquiera. El vendedor salió del probador para buscar la blusa en otra talla, más gente comenzaba a llegar, me di cuenta de que esta sería mi última oportunidad para que él pudiera disfrutar un poco más de mi niña. Lo alcancé a la entrada de los probadores para pedirle añadiera a las compras un paquete de calzones, al preguntar la talla, fingí no saberlo, por lo cual regresamos al probador, mi hija estaba por comenzar a ponerse de nuevo su overol, le pedí a me diera la espalda, baje sus calzones hasta dejar al descubierto por completo sus nalgas, la tela estaba algo desgastada y no dejaba ver bien la talla de los mismos, el vendedor se acercó olfateando descaradamente el trasero de mi hija con el pretexto de ayudarme a descifrar la talla, estábamos por darnos por vencidos cuando mi niña sin pudor alguno, bajó sus calzones, quedando únicamente vestida con sus calcetines, al voltear con una de sus manos tapó torpemente su intimidad, mientras que con la otra entregaba al vendedor el calzón que acababa de quitarse diciéndonos: “así es más fácil, vean cuales se parecen a este tamaño” el vendedor se comía con los ojos lo poco que podía ver de la vulva de mi niña.
Ambos salimos y nos dirigimos al área de ropa interior infantil, dejé ligeramente abierta la cortina del espacio donde se encontraba mi niña, sabiendo que si alguien más entraba alguno de los cubículos vecinos era muy probable que la viera ya que en esos momentos se encontraba desnuda esperando por nosotros. El vendedor tomó un paquete de calzones, de esos que tienen en las pompas grabados los días de la semana, buscó una talla 10, sacó uno de ellos, lo midió con la prenda que mi hija había entregado en sus manos momentos antes, eran ligeramente más grandes, me recomendó llevarlos ya que mi niña estaba creciendo y así podían durar más, mientras tanto yo tomaba 3 corpiños. Regresamos a los probadores, él entró conmigo al cubículo donde mi niña esperaba sentada con sus piernas en pose de mariposa, pudo ver por un momento toda la intimidad de mi hija al descubierto, dejó que mi niña se probara uno de los nuevos calzones, rompiendo las reglas de salubridad, la ayudo a levantarse, las prendas le ajustaron a la perfección, en un descuido de mi parte me percaté de que las estaba acomodando de tal manera que rosaba la entrepierna de mi niña, ella solo decía que sentía cosquillas de manera risueña.
De inmediato comencé a ponerle uno de los corpiños, dando forma a sus nacientes pechos, parecían dos limoncitos dentro de una bolsa, ella estaba renuente a llevarlo, el vendedor la convenció diciéndole que si se ponía la blusa de lentejuelas sin nada abajo podría lastimar su pecho, al tiempo que discretamente sobaba y acariciaba uno de sus incipientes senos sobre la ropa, mi niña aceptó a regañadientes la sugerencia del encargado. Salimos del probador antes de que la situación pudiera salirse de control, no esperaba el descaró del vendedor, solo quería que la viera, no imaginé que se atrevería a tocarla, si bien me había excitado mucho la situación, en el fondo sabía que había expuesto la seguridad de mi hija, quien terminó de vestirse saliendo detrás de nosotros como si nada fuera de lo normal hubiera pasado. Pagué las compras, agradecimos y nos despedimos de nuestro nuevo amigo, por un instante me preocupé al pensar en la excusa que tendría que inventar si mi hija le contaba a mi esposa lo ocurrido, por fortuna mi niña pareció olvidar de inmediato el asunto y cuando regresamos a casa se limitó a modelar a su mamá las compras que había hecho.
Después de las compras nos dirigimos a nuestro restaurante favorito para comer, antes de ordenar la comida pasamos al baño para lavarnos las manos y orinar, cuando saqué mi pene en el mingitorio, todo mi bóxer estaba lleno de líquido preseminal, la cabeza de mi miembro brillaba por el líquido expulsado, sentí ganas incontrolables de masturbarme, me dirigí a uno de los cubículos del sanitario comencé a masturbarme ferozmente unos gemidos escaparon de mi boca, no me percaté que en el cubículo vecino una persona me escuchaba, tocó mi puerta, me detuve de inmediato, sentí algo de temor, con una voz suave me preguntó si podía ayudarme, estaba cegado por la calentura, no dije nada, abrí la puerta con los pantalones a medio subir, tomo mi pene y comenzó a mamarlo, me tomaba por la cintura sosteniendo mis nalgas, pasaba de mi pene a mis testículos, lengüeteando toda la zona, eso me hizo terminar llenando la boca de un desconocido con mi leche, mientras mi niña me esperaba en la mesa para comer. Salimos del baño sin decir nada.
Continuara…
Hasta aquí, esta cuarta parte. Gracias por leerme, agradeceré tus comentarios, los cuales me ayudan a mejorar mis relatos. No dejes de compartir tu opinión. Espera pronto una quinta parte.
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